1. La situación cultural contemporánea
autor: Giovanni Fighera
fuente: La situación cultural contemporánea
traducción: María Eugenia Flores Luna

¿Cuál belleza salvará al mundo?
Lo bello y la verdad en la literatura y el arte.

Es el título de numerosas intervenciones del Prof. Giovanni Fighera, autor del ensayo La bellezza salverà il mondo (La belleza salvará al mundo) Ediciones Ares, Milán 2009. He aquí una amplia síntesis de las temáticas que él ha tratado.

1.1. La duda. Estamos viviendo en una época de tiranía de lo feo en la que es posible presentar como arte una rana crucificada o una aspiradora Hoover o cáscaras de naranja cosidas con alambre. Podemos decir que en los últimos siglos con la filosofía cartesiana la atención ha sido desplazada desde la evidencia por la realidad y desde el estupor por la belleza de las cosas hasta la duda, de la contemplación del objeto a la reflexión del sujeto sobre el sujeto, al pensamiento, a la idea. Con el tiempo se ha llegado a una exaltación de la duda tanto que hace algún tiempo, en una lección en una universidad italiana, un profesor de filosofía sostenía frente a los estudiantes que una actitud seria habría tenido que inducirlos a dudar que él mismo estuviese hablando y que aquella fuese una mesa. Una estudiante ha levantado entonces la mano para refutar tales disquisiciones, sustentando que la consecuencia más razonable de tal planteamiento del problema habría sido salir del aula, puesto que en aquel momento nadie estaba seguro que se estuviese teniendo una clase de filosofía. En realidad la cultura, todo el saber, todo el progreso científico se ha basado en la fe, o bien en la confianza de cuanto nos ha sido transmitido.

1.2. El hombre moderno. Hace más de un siglo el genio de Pirandello había vivamente descrito al hombre de hoy y la cultura del siglo XX a través de algunas imágenes de tipo teatral en los capítulos XII y XIII de Il Fu Mattia Pascal. El hombre antiguo es representado por la figura de Orestes, que está vengando la muerte del padre Agamenón asesinado por el amante de la madre, Egisto. Si Orestes en el momento de la venganza viese rasgarse el cielo de papel del teatro de marionetas, su mirada iría toda a aquel desgarro. Sería poseído por la duda y se convertiría en Hamlet, el hombre moderno. El hombre de hoy es inerte, no sabe porqué decidirse, duda, ha puesto en duda la trascendencia.

1.3. Candiles y candilones. En las mismas páginas Pirandello presenta el concepto de cultura a través del candil, imagen utilizada para representar la visión del mundo, de la vida o aún, en término alemán, Welthanschauung. Ahora bien, según Pirandello, en algunas épocas históricas, estos candiles individuales, connotados por colores diferentes, en cambio, asumen, el mismo color. Afirma, en efecto, Anselmo Paleari:
"En cada época, en efecto, se suele establecer entre los hombres un cierto acuerdo de sentimientos que da claridad y color a aquellos candilones que son los términos abstractos: Verdad, Virtud, Belleza, Honor, y muchos más…. La claridad de una idea común es alimentada por el sentimiento colectivo […]. No son raras en la historia algunas ventiscas que apagan de improviso todos aquellos candilones."

¡Cuando todos los candilones están apagados, los hombres no saben a quién dirigirse! Ésta es la descripción de la modernidad. Ya no hay un candilón común que permita adentrarse en lo real iluminando con una luz común, sino tantas luces que vagan como luciérnagas en la campiña veraniega, demasiado pequeñas para producir una iluminación más vasta. Pirandello había comprendido a dónde estaba yendo el Novecientos. Hoy, un siglo después de la publicación de Il Fu Mattia Pascal, tenemos otro gran candilón, aquel del relativismo cultural. El cardenal Joseph Ratzinger, entonces decano del colegio cardenalicio, en abril del 2005, en la homilía durante la Missa pro eligendo romano pontífice, habla hasta de dictadura del relativismo cultural. Estamos, en efecto, en una época en que cada afirmación sobre la existencia de la verdad viene tachada de "fundamentalismo religioso" o de "conservadurismo cultural", de "anacronística actitud”. Bueno, de este modo, no puede haber diálogo. Paradójicamente, la suposición de que la verdad no exista o bien que hayan muchas verdades, (que es como decir que la verdad no exista) anula al origen cada posibilidad de comunicación real, de diálogo intercultural, cada tentativa de educación, cada posible y real crecimiento cultural.

1.4. Relativismo ético y estético. En la tradición cristiana la verdad, lo bueno y lo bello coinciden. Por esto la afirmación del relativismo cultural ha llevado con el tiempo al relativismo ético. No hay distinción entre el bien y el mal, sino domina el albedrío del placer legitimado a través del derecho. De aquí el paso al relativismo estético es breve. No existe distinción entre lo bello y lo feo, la cuestión estética se ha vuelto completamente subjetiva y relativa al gusto personal. También en épocas pasadas lo feo siempre ha sido representado, pero se tenía conciencia que era tal y que existía lo bello.

(continuará en 2. La tiranía de lo feo)

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