2. Puntos sobre las causa de la actual crisis
autor: Giorgio Vittadini y Bernhard Scholz
fecha: 2008-11-16
fuente: Il tuo lavoro è un'opera
Atti dell'Assemblea Generale della Cdo
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Apuntes de las intervenciones de Bernhard Scholz y Giorgio Vittadini en la Asamblea Nacional de la Compañía de las Obras. Milán, 16 de noviembre de 2008

Bernhard Scholz, Presidente de la Compañía de la Obras.

Tantas preguntas se ocupan de la situación actual, la crisis financiera y económica para entender mejor las razones, para comprender mejor los motivos por los cuales se ha llegado a este punto. Tú has hablado en las últimas semanas de una crisis antropológica que está en el origen de esta debacle. ¿Puedes explicar ahora qué se entiende con este juicio? ¿Cuánto es posible preverlo, cuáles son las consecuencias económicas y culturales?

Giorgio Vittadini, Presidente de la Fundación para la Subsidiariedad.

PUNTOS SOBRE LAS CAUSA DE LA ACTUAL CRISIS ECONOMICA-FINANCIERE.

Aquello que ha dicho Carrón habrá ya hecho intuir cómo la actual crisis está directamente conectada con un venir a menos del hombre mismo.

Es todo un modelo de “hacer finanzas” al final de cuentas. Cabe señalar de inmediato que se trata de una crisis muy grande no del capitalismo, pero de un cierto capitalismo.

Para llegar a una estación ruinosa y un sistema de inversiones financiero no garantizados por un adecuado patrimonio real.

Quiero subrayar brevemente algunos elementos de la crisis.

1. Una de la causas que está al origen de la crisis, es la decisión americana de equiparar los bancos comerciales, vinculados a inversiones reales, a los bancos de negocio, vinculados a las inversiones financieras especulativas, sin un adecuado control. Así la finanza ha considerado de menos el patrimonio base de los bancos y de los intermediarios financieros (su verdadera fuerza). Los créditos de los bancos han sido vendidos a terceros y comercializados en el mercado con forma de productos financieros.

Uno de los ejemplos más notorio son la hipotecas subprime, suscritas por personas con poca capacidad de hacer frente a los debitos. Además han sido creados productos financieros más sofisticados para disminuir el riesgo de insolvencia, con el resultado de no saber más a que tipos de créditos correspondía. Cuando la gente ha comenzado a no restituir los debitos, el problema exploto, también porque aquel punto se ha sido claro y ninguno sabía cuantificar la enorme cantidad de derivados que giraban por el mundo. Por la falta de transparencia, ha venido el rol de las autoridades responsables a controlar.

2. Un segundo elemento de la crisis es la ilusión que la finanza pueda garantizar para todos una riqueza no alcanzable de otro modo. A esto se debe la excesiva facilidad crediticia practicada por Alan Greenspan. Se han proveído hipotecas – por ejemplo para las casas – garantizadas por agencia gubernamental (los famosos Fannie Mae e Freddie Mac, que han sido salvadas el mes pasado de setiembre), también cuando la gente no tenia razonablemente modo de restituir la suma prestada. Los mecanismos financieros, que son un instrumento sacrosanto de la economía y tienen también más que una legitima función social, han sido forzados por encima de los límites razonables impuestos por la realidad. Se trata sobre todo de una decisión política, ideológica, que se explica en la ley del refinanciamiento hecha por la administración Clinton en 1999, y que en los Estados Unidos ha sido llamada “populismo económico”.

3. En al base de la crisis existe, además, una involución de la concepción de empresa. Solo del 2007 – año ya marcado por la crisis – Los banqueros Lehman Brothers, Merryl Lynch e Morgan Stanley se han atribuido más de 25 mil millones de bonos (stock options, stock grants, etc). Es este un hecho que se comenta por separado y que habla, no obstante, de una mentalidad ahora muy difundida en economía: el fin de la empresa no es más crecer y crear ocupación, hacer lindos productos, ofrecer buenos servicios a las personas y, por esto, conseguir ganancias. El fin de la empresa perece, en vez, ser ganancia Tout court corto termino: dar dividendos a los accionistas y aumentar el valor de las acciones.

Hemos tenido sobre nuestras espaldas años de escasa inversiones industriales y de otras inversiones financieras a breve. Esta enorme transferencia de riqueza de la industria a la finanza, con rendimiento a corto plazo, ha generado una colosal bola de valores accionarios, que se ha inevitablemente deflactado también por la situación negativa de la economía. Por ejemplo, la inflación sobre la materia prima ha sido provocada (también sobretodo) por la voluntad de la “malvada finanza” de hacer especulaciones sobre bienes diversos de acciones, obligaciones, etc: la pretensión desesperada de ocupar (contagiar) otros mercados porque el propio había sido infectado y destruido. Y todavía, hay nuevos principios contables que miden cada momento “sobre el mercado” financiero cuanto vale cualquier cosa, salvo que cuando el mercado “desaparece” en teoría, los valores son todos cero.

La paradoja de la situación que estamos atravesando es que la pagan todos. El mercado mundial depende de los Estados Unidos: en los últimos 60 años siempre ha vivido gracias a las exportaciones al mercado estadounidense. Por un periodo largo, América, en donde su PIB ha sido el 70% de consumo interno, no podrá importar tanto como lo ha hecho en el pasado. Esta será la pesadilla para quien hace política en Europa, y la pesadilla y el riesgo de explosión de China y Asia. China, por ejemplo, hace el 40% de su PIB con las exportaciones. Para nosotros en Europa es también dramático, porque tenemos los modelos económicos rígidos. Alemania e Italia, en particular, dependen mucho de las exportaciones a Asia y a los Estados Unidos. Si los países europeos van en recesión muy fuerte y si la balanza de los Estados Unidos va entretanto con el déficit admitido, la política no tendría mas control y los balances y el euro se precipitarán. El Fondo Monetario Internacional hace entender que podrá ayudar solo a algunos países. Mientras en España se ha registrado 12% de desocupación – una cifra enorme – en Alemania – país que siempre ha tenido pleno empleo – se ha llegado al 6%.

También la realidades económicas que no entraron en el juego de las finanzas pueden ser dañadas, por que el hueco que se ha creado, según algunas fuentes, equivale a tres veces el PIB mundial y muchas realidades han comprado en Asia y en Europa estos productos que hoy no tienen más valor.

El verdadero daño hecho por Lehman Brothers no ha sido hacer perder dinero a mucha gente por todo el mundo (esto, al limite, es el juego del riesgo financiero); el verdadero daño ha sido destruir el “crédito” que es de todos, un banco italiano, tocado marginalmente por la crisis, se ha puesto a prestar menos dinero al artesano de su zona (quizás en optima salud económica – financiera) solo porque Lehman Brothers quebró en New York. Ahora sucede sobretodo que los intermediarios financieros cortan los créditos también a las empresas pequeñas y medias, con consecuentes crisis de producción y entonces recesión.

ORIGEN ANTROPOLOGICO DE LA CRISIS.

Cuando se trata la realidad de un modo parcial, antes o después la realidad se rebela. Se ha pensado que las finanzas pudiese generar valor y riquezas prescindiendo de un correspondiente real, vinculado al valor de uso de bienes y servicios que solo pueden generar el valor de cambio no viciado. Se ha mirado a la empresa solo en términos estadísticos de ganancia trimestral, sin considerar la estabilidad en el tiempo de la empresa.

Se ha pensado que los financieros, casi nuevos alquimista, podían responder mágicamente al justo deseo de mejorar las condiciones de vida a todos los estratos de la población. (ej. Hipotecas para casas, crédito al consumo), superando el limite impuesto por la realidad y de la efectiva capacidad personal y familiar de generar ingresos y de restituir los prestamos recibidos.

No se trata solamente de un problema moral, es de concepción.

Las personas que han pensado los mecanismos complejos de la nueva finanza, en parte responsables de la crisis, han estudiado en la mejores universidades del mundo, han mostrado tener grandes competencias técnicas, pero no la capacidad de mirar la realidad que tienen sobre la mano en modo complejo, por ende, el objetivo y limites que tiene.

En general, se ha concebido un desarrollo que podía prescindir del equilibrio entre todos los factores de la personalidad singular de la humanidad en su complejo, da le necesidad de preservar e incrementar su vínculo religioso, familiar, social y de respetar el ambiente en el cual vive.

Se ha considerado los valores humanos no influyentes para la vida económica, para descubrir hoy que la consecuencia más grave de la crisis financiera es una perdida generalizada de la confianza (etimológicamente también a la raíz del “dar crédito” en sentido económico), fundamentalmente no solo por la vida personal, sino también por una economía real, por la posibilidad de invertir, consumir, hasta hacer transacciones económicas y financieras y por la relaciones con el Estado.

Bernhard Scholz

En una pregunta que ha llegado dice Delante a esta situación he visto ha tantos apelarse a un esfuerzo voluntario por cambiar. En tantas apelaciones de este tipo, también en medio de nosotros, veo fundamentalmente prevalecer una concepción darwinista del desarrollo económico social en la cual los más fuertes lograran y garantizaran de este modo un bienestar para todos”. Es esta la respuesta a la crisis, luchar para que sobrevivan cueste lo que cueste para hacer repartir el mercado? En otras palabras, cuales son las perspectivas empresariales a seguir en estos años?

Giorgio Vittadini

No sabemos que sucederá, pero hay un hecho cierto: la renovada importancia que adquieren en este momento la economía real y la economía local, aquella que está más a nuestro cargo, en donde tiene más incidencia nuestra postura verdadera sobre la realidad.

El “fundamento” de nuevas instituciones y su eficacia serán, en la vida cotidiana, determinados por la vitalidad de los sistemas locales. Una creciente literatura mete en evidencia la importancia de las instituciones, en particular informal (valores, cultura), y los vínculos de confianza a nivel local, que permitan individualizar las vías de salida de la crisis cuando los mecanismos clásicos (por ejemplo en el sector financiero) están ocupados. Tal red de confianza local y de reputación son importantes ya sea como “red de sostén” (aspecto defensivo) o como factor de innovación y dinámica (aspecto de apertura y crecimiento). Mientras que para los otros países la interfaz con la globalización viene através de las grandes empresas, Italia es un país donde viene através de los modelos locales. La provincia de Timisoara en Rumania es llamada, no por si acaso, la octava región del Veneto. Y no se trata de un gusto o envidia por la “italianidad”. También las estadísticas hacen fatiga a acoger los elementos, algunas búsquedas muestran como el suceso de una parte del empresariado italiano en el extranjero (a la base de los saldos de las exportaciones en los años 2001 – 2007) consista sobre la propuesta a escala internacional de localismo italiano.

También sobre la existencia de los resultados objetivos apenas recordados, y esenciales hoy, para nuestro país, continuar basando el modelo de desarrollo sobre el principio de subsidiariedad (el principio que mete al centro la persona y las iniciativas “del bajo”, no solo funcionalmente, pero como un valor de si): otros modelos, como aquel liberalista anglosajón o aquel nacionalista tecnocrático francés, que tienen méritos indiscutibles, no pertenecen a nuestra realidad y, estoy convencido, que no representan una ventaja.

Como es conocido, nuestro sistema productivo esta compuesto gran parte por pequeñas y pequeñísimas empresas, por un número reducido de grandes empresas y de un creciente, pero todavía bajo, numero de empresas de mediana dimensión.

A causa de las dimensiones pequeñas, nuestras empresas son con más facilidad el modo en cual la persona pone en juego sus ideas, sus ganas y capacidad de arriesgar, de tomar: quien guía la empresa se identifica con ella y con su capacidad, esta representa la principal ventaja competitiva.

Desde cuando se evidencia que aquello que se pide, y es pedido de verdad a todos se sustancia fundamentalmente en dos aspectos, el recupero de una concepción de persona, trabajo y empresa que ya es un patrimonio virtuoso de nuestra tradición empresarial, es la disponibilidad al cambio.

Por lo que concierne al primer aspecto, va recuperado la conciencia que al centro de la acción económica hay un sujeto humano no reducido, que vive el trabajo como expresión del propio deseo de transformar la realidad.

Don Giussani describe esta dinámica así: “El deseo es como una chispa con la cual se enciende el motor. Todo el movimiento humano nace de este fenómeno, de este dinamismo constitutivo del hombre. El deseo enciende el motor del hombre. Y ahora se pone a buscar el pan y el agua, se pone a buscar trabajo, a buscar la mujer, se pone a buscar el sillón más cómodo y un albergue mas decente, se interesa por como algunos tienen y otros no, se interesa por como unos son tratado de un modo y otros no, en virtud del agrandarse, del dilatarse, del madurar de este estimulo que tiene dentro y que la Biblia lo llama globalmente corazón”

Como ha dicho Carrón, vivir el trabajo como un hombre libre, sin ser esclavo de las circunstancias, no depende del tipo de trabajo que se hace, ni di sus condiciones, depende del grado de humanidad del sujeto. Esto hace descubrir la dimensión del ofrecer, es decir el reconocimiento que la propia acción se coloca en un horizonte grande que tiene un significado, para nosotros, establecido por Cristo y, en la medida que colaboramos con Su proyecto, damos un rostro más humano al mundo. Creo que esto constituya la mejor premisa par afrontar en modo “laico” la empresa, considerándola unión de medios y de personas capaces de crear en modo estable productos útiles a otros hombres y a la sociedad en su totalidad. Conectado con la concepción de trabajo así como ha sido descrita es decir un deseo no reducido de transforma la realidad por un bien.

Es así como este dinamismo, esta capacidad creadora no nos la damos solos, también la empresa, es sobretodo algo que me ha sido donado. Es mía en cuanto me la ha sido dada para mi bien, para el de mis colaboradores, de los accionistas y para el bien común.

De lo dicho emerge con claridad que la centralidad de la persona no es instrumentada a algo, pero tiene un valor en si. Ahora todos entienden que la motivación personal, la pasión por le propio trabajo son recursos importantes para el trabajo, el problema es que no se considera nunca lo suficiente que la persona tiene un valor en si, que se origina de su libertad y no es manipulable. Sino con quien se debe “aliar”.

Normalmente, una persona verdaderamente libre es vista como un impedimento, se prefiere un individuo aunque no sea creativo, pero más controlable y se considera potencialmente “poco funcional” al proyecto empresarial quien es rico de otros intereses y vive de sólidos vínculos afectivos y una pertenencia ideal. Un hombre libre, maduro en sus afectos, vínculos y pertenencia es, además, lo mejor que se puede esperar de una empresa.

Aliarse tiene también un valor último, el destino, la felicidad de la persona es el desafío que se lanza a cada uno, en cada ámbito de trabajo.

Ahora, el método de acción de una empresa así concebida consiste en la valoración de la experiencia, o en la observación de la hechos, incluso de las diversas teorías dominantes y de la confrontación de la experiencia al interno de la empresa y entre empresas.

En ciertas experiencias, vividas partiendo de una posición ideal, existe una originalidad que es tutelada, construida, defendida, incrementada y no aplastada. Una determinada impostación, que valoriza lo humano y que no está en contra de los interese de la empresa, se parte de la experiencia, no hay motivos par ser sometidos a otros criterios.

En la empresa italiana, como praxis, tendencialmente se parte de las teorías y de los métodos que se perciben menos lejanos y se siguen los hechos – antes que cualquier idea sobre ellos - , los ejemplos virtuosos, también en la vida de la empresa, que se encuentran más útiles, constructivas y con una prospectiva y se destacan de las teorías popular cuando se dan cuentan que el modelo ideológico no funciona.

Esta capacidad de mirar la realidad funda las características “funcionales” de nuestras empresas, así bien sintetizadas por Giovanni Marseguerra: flexibilidad organizativa (con intercambio interpersonal directo, frecuentes e informales), flexibilidad productiva (posibilidad de ofrecer productos personalizados y de adecuar rápidamente la oferta a la demanda), estrecho vínculo con el tejido local (que comporta el conocimiento en profundidad del mercado de referencia y de la posibilidad de un estrecho contacto con los clientes).

Para concluir, hago un inciso sobre la función social que históricamente nuestro sistema de empresa siempre ha tenido.

La primera cosa que va subrayada y es que lo mejor que puede dar la empresa por el bien común es ella misma, por el mismo hecho que existe y que opera, difunde una cultura positiva, busca la posibilidad que un hombre en acción tiene, por su capacidad, competencia, conocimiento, energía, voluntad, impulso, gusto al riesgo, pasiones que son maduradas a su interno.

Secundariamente, se considera también su acción directa o indirecta contra la pobreza, en particular en la confrontación de los desocupados, que en un tiempo como este, se arriesga aumentar dramáticamente y después, mas general, en la confrontación con un incipiente empobrecimiento general: la “relación sobre la pobreza y la exclusión social en Italia”, presentado por la Caritas a mitad de octubre, habla de 15 millones de personas viven en una situación de pobreza o de pobreza incipiente.

LA NECESIDAD DE UN CAMBIO.

La actual crisis es sobre todo una ocasión para darse cuenta que la empresa italiana ha perdido los connotados tradicionales que había hecho de nuestro sistema muy competitivo, para declinar en un “aburguesamiento” general que en este momento se documenta sobretodo en una resistencia al cambio.

La economía italiana, no obstante los meritos, tambaleaba ya antes de la crisis financiera, signo de una necesidad de cambio impuesta por los hechos y que no puede postergada.

Desde este punto de vista, se muestra verdaderamente absurda, sobre el perfil de la competitividad, una cierta batalla dirigida a liberarse de la mentalidad católica en el mundo del trabajo.

Los valores por una parte de los empresarios son desde hace tiempo ahogados a causa de la caída de la tensión ideal y empresarial. Hay un modo de expresar un proceso de aquello que se tiene y se hace que se reduce todo a medida y a un proyecto de breve respiro. Es un decir “mío”, que no me hace libre, sino esclavo. También si se tiene resultados económicos lo hará a corto plazo. Muchos, además de encontrar caminos nuevos para ser competitivos, han pedido subvenciones, ayudas, defensas del mercado.

En el Nordeste ahora es difundido el fenómeno del empresario que vende la empresa y se convierte en uno que vive de “rentas” (que se alimenta de la bola inmobiliaria) o invierte en otros lugares, pero deja morir el recurso intangible de la emprenditorialidad (capital humano). En muchos cede la tentación de buscar ganancias fáciles vinculadas a rentas de posición políticas o de pequeños monopolios o de compromiso no virtuoso con la mentalidad dominante, y no a una creación de productos fruto del ingenio.

Otra señal de la declinación es la reducción del humano a “recurso humano”, que ha convertido a muchos empresarios y manager intrínsicamente incapaces de saber que hacer con las “personas”, en vez de “recursos humanos”, de valorar y por esto invertir en la formación. Además, se fatiga, en renovar las estrategias y métodos en base a aquellos que se entorno, a innovar, a internacionalizar y a crear vínculos de colaboración e integración con otras empresas, instituciones y realidades sociales.

Ahora que la crisis nos obliga a cambiar no podemos más continuar así. Expresar aquel trabajo dentro del trabajo, de aquella educación, que nos permite experimentar un trabajo diferente, del cual ha hablado don Carrón, es una renovada disponibilidad a ponerse en discusión, aceptando el deber de aprender lo que se pensaba ya conocido respecto a la empresa, en la realidad que cambia.

El cambio pedido hoy representa una dramática, pero fascinante posibilidad de reinventarse. Si no acogemos esta ocasión descubriendo los valores tradicionales de nuestra empresa y corregimos los defectos, la caída será inevitable.

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