Epicuro
fuente: Epicuro

Exposición

Vida

Nacido en Samos (341 a.C./270 a.C.). De padre ateniense (Neocles), llega a Atenas por el efebato y para poder oir las lecciones de Jenócrates, pero fue decisivo sobretodo su encuentro con el democriteo Nausifanes. Se trasfiere definitivamente a Atenas en el 307/6 a.C. fundando allí una escuela filosófica suya, el jardín (Kepos).
El contexto en el cual vive Epicuro es el de la civilización Helenista, que coloca en crisis el mundo tradicional de la poleis griega y de sus valores; el individuo, no se puede apoyar en la comunidad de la polis, que anteriormente había sido su horizonte, debe personalmente considerar las exigencias de su propio corazón, que por otra parte se ven reducidas a exigencias de tranquilidad y de seguridad.

Obras

Cartas a Meneceo
Cartas a Heródoto
Cartas a Pitocles
Máximas capitales
Sentencias
Sobre la naturaleza

Pensamiento

Relación con otras filosofías

Epicuro polemizó con Aristóteles y todavía más con Platón, que negaba la fiabilidad plena de los sentidos, y colocaba la verdadera realidad en un mundo puramente inteligible; también polemizó con los estoicos (Ver la carta a Meneceo), que recíprocamente le contestaron con una cordial aversión. Manifestó estima por Sócrates y la importancia dada por el a la ética (la sabiduría aparece aún mas apreciable que la filosofía, puesto que de ella provienen todas las virtudes, carta a Meneceo, 132).

Gnoseología

Afirma el valor exclusivo de la sensación, criterio único (canon) de verdad; el pensamiento solo tiene valor en cuanto recuerdo o anticipación de sensaciones;

Fisica

La realidad es solamente material y está compuesta por átomos cualitativamente homogéneos, infinitos, invisibles (por sus dimensiones tan reducidas), no generados e indestructibles, que se mueven eternamente en el vacío (sin que intervenga ninguna causa trascendente).
Los átomos infinitos forman infinitos mundos.
También el alma humana está formada por átomos, y de la misma manera lo están los dioses (esto lo afirma Epicuro para no contradecir excesivamente la mentalidad corriente, pero no atribuye a los dioses ni el conocimiento ni el gobierno de las cosas humanas)

Ética

No se puede pensar en la posibilidad de alcanzar la felicidad como la plenitud de las aspiraciones del corazón humano: El mundo es “una casualidad” (Dante), no hay ningún sentido ni para mi existencia, ni para tu existencia; lo que se puede proponer es sufrir lo menos posible; la vida es como una gran y única enfermedad y por ello Epicuro propone un “tetrafármaco” (cuádruple medicina):

  • No debemos temer a los dioses, que se desinteresan de nosotros, viviendo en los “intermundia”, (ver el texto correspondiente).
  • No debemos temer a la muerte: cuando ella llegue, nosotros no estaremos y mientras estamos nosotros, ella no está, (ver el texto correspondiente).
  • No debemos temer el dolor: En efecto, hay una proporcionalidad inversa entre la duración y la intensidad del dolor; el dolor si es suave, es duradero y si es intenso o desaparece pronto o conduce a la muerte, que como se dijo antes no es algo temido;
  • No debemos tener miedo de no poseer el placer necesario: el verdadero placer del que tenemos necesidad no es el “cinético” (intenso y breve), que además podríamos no encontrar en cantidad abundante; el placer que necesitamos es el “katastematico” (menos intenso, pero prolongado), que es un estado de ánimo de serenidad, en el que no hay turbación y que se obtiene con una vida equilibrada y además sobria.

“La naturaleza se contenta con poco”
“Según la naturaleza, la riqueza está toda en tener pan, agua y cuidar un poco el cuerpo; la riqueza superflua da al alma una ilimitada demostración de los deseos” (Gnomologium byzantinum)
“A quien no le satisface lo poco, nada le satisface”.

Lo único que debe pensar el hombre es en la propia serenidad, en la “ataraxia”, que es la ausencia de turbación: por tanto la preocupación por el mundo (político y social) no puede ser aconsejable, pues esto es fuente de turbación (lathe biosas: vive escondido).

Interpretaciones y valoración del epicureismo:

  • Condenado por largo tiempo: A partir de los estoicos (que lo acusaron de hedonismo vulgar a pesar de la apasionada defensa de Diógenes Laersio), y llegando hasta los pensadores cristianos medievales que lo vieron como ateo y materialista, además muy próximo al estoicismo. Esto pensadores medievales en parte estaban condicionados por el juicio anti epicúreo de Cicerón.
  • Es revalorizado en el renacimiento por pensadores con Lorenzo Valle y Cosma Raimondi, y luego por Pierre Gassendi (en su obra De vita et moribus Epicuri, Lyón 1647), que lo defiende de las acusaciones de una moral disoluta, de impiedad (la cual no sería mayor que la de otros griegos), de ignorancia y de aversión a la cultura (la cual debe ser entendida como uso esencial de la ciencia).
  • En el siglo XIX, ignorado por Hegel, es valorado por Marx que subrayó su originalidad respecto a los antiguos atomistas; también por Guyau quien hizo de Epicuro una interpretación positivista (1878), tomando los valores de la ciencia, el progreso y la solidaridad. Lo juzgaron de manera negativa Zeller para quien Epicuro indica la decadencia y la ruptura con el pensamiento clásico, mientras que Natorp denunció la contradicción de un sensista que hace una ontología (1884).
  • En el siglo XX es criticado por A.E. Taylor (Epicurus, London 1911), para quien es un infeliz intento de mediación ecléctica entre Demócrito y Aristóteles; también C. Bailey (1928) evidenció contradicciones en Epicuro. En cambio Ettore Bignone en 1936sostiene la originalidad epicúrea.

Para un Juicio

  • Es significativamente negativa su aversión por la cultura: el mundo materialista es un mundo allanado y despojado.
  • Es inaceptable su materialismo atomístico, que niega la realidad más verdadera, la del espíritu y la del Misterio infinito, Dios.
  • Es inaceptable su sensismo, que desconoce la capacidad que tiene la inteligencia de llegar a juicios absoluta y establemente verdaderos.
  • Es inaceptable su hedonismo, que hace del placer el máximo bien, desconociendo el valor de la felicidad, de una verdadera y total beatitud.
  • Es trágicamente inadecuado su tentativo de mitigar los temores fundamentales: no es suficiente el tetrafármaco.
  • Admitir la pobreza, la carencia del hombre, la insatisfacción por como se le presenta la vida es un gesto honesto que no se le puede quitar. Realmente sin Cristo la vida es con una única y gran enfermedad.

Textos

La carta sobre la felicidad (A Meneceo) y la vida de Epicuro de (de Diógenes Laersio) ver en E-texts

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