La doble naturaleza de los «drones». Robot killer y ...
autor: Gianluca Lapini
ingeniero, investigador en el CISE y CESI SpA
fecha: 2017-04-27
fuente: La duplice natura dei «droni». Robot killer e gadget elettronici
Publicado en el N. 64 de Emmeciquadro (2017-04-27)
traducción: María Eugenia Flores Luna

Hoy es frecuente oír hablar de drones y de sus crecientes aplicaciones en muchos campos. Es interesante reconstruir la historia, que inicia en ámbito militar para responder a las exigencias de volver automático y realizable el control a distancia de un objeto volador. Son descritas las fases fundamentales, a través de las cuales se ha pasado de los objetos y las bombas voladoras, a los exploradores teledirigidos, para llegar a los más recientes “sistemas de armas a control remoto”.

El término «dron» ha entrado ya desde hace algunos años en el lenguaje común para indicar una amplia clase de objetos voladores dirigidos a distancia que van de las sofisticadas versiones militares, auténticos aeroplanos teledirigidos, tristemente conocidos por sus mortales capacidades de killer anónimos y silenciosos, hasta las «plataformas» voladoras para tomas aéreas profesionales y aficionadas (estas últimas dotadas en general de estructura a «multicóptero»), o hasta a particulares tipos de aeromodelos.

Obviamente los drones militares, ya precisamente denominados UAV (Unmanned Aerial Vehicles) o bien RPS (Remote Piloted Systems) son privilegio de los «señores de la guerra», pero las versiones adquiribles libremente, especialmente las semi-profesionales para tomas aéreas, son una de las «modas tecnológicas» del momento, constituyendo uno de los objetos más codiciados por aquellos que no resisten la tentación de adquirir cualquier nuevo artilugio electrónico que aparezca en el mercado.

Como ya ha sucedido con otros aparatos intrínsecamente complejos (tablet, smartphone, telecámaras digitales, navegadores satelitales, etc.), su desarrollo ha llevado, en un periodo de tiempo de pocos años, a incorporar en tales objetos una cantidad enorme de tecnología, que además, como en otros casos, parece casi «desaparecer» en su interior cuando el mercado llega a proponerlos para el consumo masivo.

En todo caso, el camino para llegar a esta aparente simplicidad no ha sido banal para los drones, así como no lo ha sido para tantas otras «maravillas» tecnológicas, hechas gadget al alcance del ciudadano medio. Ellos constituyen, en tal sentido, un significativo ejemplo de cómo la tecnología moderna evoluciona, se transforma, se adapta con extrema flexibilidad a situaciones y exigencias diversas, aprovechando y coordinando los progresos de diversas disciplinas, como la aerodinámica, la electrónica, la robótica, para producir objetos altamente sofisticados no sólo por su rendimiento, sino también por los costos contenidos relativamente en los cuales, al menos algunas variaciones, están disponibles en el mercado.

Reconstruimos a grandes líneas este complejo itinerario, dedicando esta primera parte a la historia de los drones militares, mientras la segunda parte, la próxima publicación, será dedicada a los multicópteros y a sus diversos usos, con alguna referencia también a proyectos futuros que prometen transformarlos, en pocos años, en medios de movilidad personal.

Desde el «prescindir», hasta el ayudar a los pilotos

Los dos objetivos que son la base del desarrollo de todos los drones son aquellos de volver automática, y realizable a distancia, el control de un objeto volador, eliminando la necesidad de un piloto a bordo.

Se trata, como es fácil comprender, de dos exigencias de cualquier modo complementarias, ya que sin hacer automáticas las reacciones de cualquier máquina voladora en las diversas fases de vuelo (despegue, aterrizaje, viradas, etc.) y en las diversas condiciones atmosféricas (vientos, ráfagas, variaciones de altura, etc.), no es ni siquiera posible pensar en controlar el vuelo a distancia. En tales exigencias se inició a trabajar ya en las primeras décadas del desarrollo de los aviones.

Durante la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, Archibald Low, un eclético ingeniero inglés del Royal Flying Corps (precursor de la famosa RAF) convenció a sus superiores para financiar el desarrollo de un pequeño avión sin piloto, controlado a distancia mediante impulsos de radio [1], que habría debido ser dirigido hacia las líneas enemigas transportando una carga de explosivos.

El proyecto de Low, denominado aerial target (objetivo aéreo) para esconder al espionaje enemigo su verdadero objetivo ofensivo, tuvo un arduo desarrollo y no logró llegar a la fase operativa, pero de cualquier modo demostró que la idea del control a distancia era factible, y requería sólo de ulterior trabajo para ser desarrollada.

En América, el prolífico inventor Elmer Sperry trabajó con la Marina de los Estados Unidos, en el desarrollo de un torpedo aéreo controlado por radio, estabilizado en vuelo por giroscopios de su invención. El proyecto, no obstante algunos sucesos parciales, no logró además producir una aeronave operativa antes del término del conflicto, ni en años inmediatamente sucesivos, y fue por tanto abandonado.

También en Italia Alessandro Guidoni y Arturo Crocco trabajaron en el desarrollo de una bomba volante guiada por giroscopios, que habría debido ir a marcar después de haber sido soltada a gran distancia del objetivo.

El gran desarrollo que la aviación, civil y militar, tuvo en el curso de los años 20 del siglo pasado, caracterizado por la búsqueda de soluciones para el vuelo nocturno y en condiciones atmosféricas adversas, dio además a los tecnólogos el estímulo para valorar estas primeras experiencias.

Más que de prescindir de los pilotos se preocupó más bien de facilitar su tarea en las condiciones más difíciles. Así los giroscopios de Sperry y de otros inventores se convirtieron en dispositivos básicos para los primeros instrumentos eficaces de auxilio a «vuelo ciego», y en pocos años también para los primeros, pilotos automáticos simples.

Después de la primera demostración de la posibilidad de efectuar un vuelo completo (del despegue al aterrizaje) basándose sólo en los instrumentos, efectuada cerca de New York, en septiembre de 1929, por el teniente James Doolittle, los instrumentos giroscópicos (horizonte artificial, girómetro, coordinador de virada) se convirtieron en pocos años en la dotación standard de los mejores aviones. Y ya del inicio de los años 30, a través de la conexión de tales instrumentos a los controles de vuelo, mediante oportunos servo mecanismos, aparecieron los primeros, pilotos automáticos simples, dispositivos es decir capaces de mantener un avión en vuelo nivelado por largos periodos, sin la intervención humana.

En el curso de los años 30 en todos los países que habían desarrollado una industria aeronáutica, se trabajó arduamente para el perfeccionamiento de estos dispositivos, y también en Italia, en manos de la Sociedad Caproni y del piloto supervisor e inventor Mario De Bernardi, se obtienen algunos resultados interesantes. Esta breve referencia a los pilotos automáticos simplemente quiere ayudar al lector a percibir que desde el inicio las ideas y dispositivos que habían nacido de la exigencia de hacer posible el control a distancia de los aviones, se hicieron útiles también para hacer más simple y seguro su normal pilotaje.

Sería interesante profundizar cómo las exigencias y las tecnologías se entrelazaron (así como seguir el desarrollo y los primeros usos de los giroscopios en la guía de los torpedos y otras aplicaciones navales), pero eso nos llevaría lejos del tema principal del artículo: regresemos pues a las máquinas voladoras controladas a distancia, en particular a los «objetos voladores».

El nombre «dron»

Según algunos autores, la decisión de los ingleses para designar con el nombre de un insecto zumbando su avión controlado por radio para el remolque de objetos, indujo, por emulación, al oficial americano Delmar Fahrney, que en 1936 estaba laborando en un proyecto de avión similar, el primer utilizo del término dron (que en lengua inglés propiamente denota el «zángano», es decir la abeja macho).

Pero es quizá más probable que el término derive del rumor, similar a un zumbido, producido por los motores usados en los objetivos aéreos controlados por radio que estaban en desarrollo en ese mismo periodo. Si bien el término dron ya no sea muy apropiado a los modernos RPS militares, se adapta aún muy bien a muchos de los dispositivos de tipo consumer, en particular a los multicópteros, que producen efectivamente el típico zumbido de un insecto grande.

Los Objetivos voladores

El blanco volador fuer desarrollado en respuesta a una exigencia militar, de entrenamiento al tiro de artillería y metralleta, que ya se había presentado durante la Primera Guerra Mundial.

Las primeras soluciones que habían sido utilizadas, es decir aquellas de hacer remolcar desde un avión pilotado paneles de madera o las carteles de tela, se habían demostrado peligrosas y fuente de innumerables incidentes.

Durante los años 30, los ingleses de la RAF desarrollaron por tanto un aeroplano controlado por radio, basado en su difundido biplano de adiestramiento Tiger Moth, en grado de desarrollar con seguridad la tarea de remolcar objetivos. Denominado Queen Bee (abeja reina) este avión fue producido en numerosos ejemplares y representó una etapa fundamental para el desarrollo de aparatos de control de radio confiables, y de dimensiones y poco peso. Si bien algunos años más tarde, es decir en la vigilia del estallido de la Segunda Guerra Mundial, también en los Estados Unidos se encendió el interés por los objetivos voladores en este caso de entenderse como pequeños aviones controlados por radio, de bajo costo, que podían ser destruidos durante las ejercitaciones.

Los militares estadounidenses que hasta entonces no habían mostrado gran interés por estos dispositivos, pudieron aprovechar el trabajo pionero que desde hacía varios años había sido llevado adelante por Reginald Denny, un ex militar inglés emigrado a California.

Él se había apasionado inicialmente en los primeros aeromodelos rudimentarios controlados por radio aparecidos en el mercado, para luego abrir un negocio y venderlos y en seguida, en 1935, una pequeña sociedad para su producción.

Tal sociedad sobrevivió estrechamente lo suficiente por algunos años, logrando en todo caso desarrollar gradualmente la tecnología del control por radio. Denny logró además entrar en contacto con el ambiente militar y obtener algún primer contrato modesto.

A través del desarrollo y el perfeccionamiento de modelos sucesivos, Danny y algunos de sus socios, que habían mientras tanto fundado la Radioplane Company, llegaron a proveer al Ejército, los primeros lotes de objetivos volantes, realmente funcionales, a mitad de 1941.

Ulteriores perfeccionamientos llevaron al gradual mejoramiento de las prestaciones de estos pequeños aviones, que mantenían en todo caso la estructura de gruesos aeromodelos, y eran potenciados por motores a combustión de potencia inferior a 10 Hp, capaces además de hacerlos volar a velocidad en torno a los 180 km/h.

La entrada a la guerra de los Estados Unidos hizo aumentar enormemente su demanda, sea de parte del Ejército que de la Marina. Sucesivos modelos, poco a poco siempre mejorados, fueron construidos en la fábrica de la Radioplane, cerca de Los Ángeles, durante toda la guerra, para una producción total que al final del conflicto alcanzó las 15.000 unidades.

La Radioplane continuó su actividad también después de la guerra, desarrollando, gracias sobre todo a los rápidos desarrollos de la electrónica, modelos siempre más complejos y veloces, que se prestaban a simular el comportamiento también de los modernos aeroplanos a reacción que estaban entrando en servicio.

En 1952 fue adquirida por la Northrop Corporation, una de las mayores industrias aeronáuticas estadounidenses, fue reorganizada y continuó la actividad como una de las divisiones de esta sociedad.

La futura Marilyn Monroe, obrera en la fábrica Radioplane (Usa, 1945)

Un hecho curioso ocurre en el establecimiento de la Radioplane en 1945; allí trabajaba, como obrera en la línea de montaje, Norma Jeane Dougherty, una de las tantas mujeres jóvenes que en el periodo bélico sustituían en la fábrica a los hombres mandados a combatir.

Un fotógrafo del Ejército, visitó Radioplane para un reportaje propagandístico, notó su encanto.

Sus fotos llegaron hasta la mesa de un agente cinematográfico de Hollywood, que la convocó para una prueba: fue el inicio de la carrera de modelo, y luego actriz, de aquella que se convertiría en diva famosa, con el nombre de Marilyn Monroe

Objeto volador METEOR P.X 72Hp (Italia, inicio años 1960)

La producción de objetivos voladores no fue sin embargo exclusivo privilegio de ingleses y americanos (en USA también otras sociedades aeronáuticas, como la Ryan, se dedicaron a la producción).

Casi todos los países tecnológica y militarmente avanzados (en particular Alemania) se han aventurado, durante y después del segundo conflicto mundial, a la realización de este particular y originario tipo de drones.

También en nuestro país, la sociedad Meteor Spa (actualmente confluida en el grupo Leonardo-Finmecánica), con sede en Friuli, desde el final de los años 50 ha producido por más de veinte años miles de ejemplares de objetivos volantes, sea de proyección propia que construidas con licencia americana y francesa, dotados primero con motor a combustión y luego también de pequeños turborreactores.

Bombas volantes y misiles

Durante y después de la Segunda Guerra Mundial, una de las etapas importantes para el desarrollo de los drones fue también la realización de armas teledirigidas (reprendiendo ideas y exigencias, que como hemos mencionado, habían nacido ya durante la Gran Guerra). En Alemania fueron por ejemplo realizadas la «bomba volante» Ruhrstal 1400X (más conocida como Fritz X), en práctica una gruesa bomba convencional dotada de superficies aerodinámicas, y la Henschel 293/294, equipada también de un cohete auxiliar que daba un impulso inicial para aumentar el radio de acción; venían guiadas vía radio por un aparato colocado a bordo del aéreo que las soltaba, el cual podía quedar a distancia del blanco por atacar, fuera del radio de acción de las armas enemigas.

De cualquier modo se pueden considerar antepasados de los drones también las notorias V1, que los alemanes lanzaron en grandes cantidades contra Inglaterra. No obstante sean recordadas usualmente como misiles [2], tenían la estructura de un pequeño aeroplano, y no seguían una trayectoria balística, como los misiles, sino «volaban», accionadas por un motor a pulso reactor hacia su objetivo.

Además su sistema de guía, basado en giroscopios y otros aparatos electrónicos, era más que un sistema di estabilización, que permitía configurar la ruta inicial, que luego venía seguida en modo automático, sin ulteriores intervenciones de parte de los operadores.

También los americanos realizaron, hacia el final del conflicto, una bomba volante, denominada Sword Mk 9 Bat; dotada de superficie aerodinámica similares a las de un pequeño planeador, era capaz, después del lance, de planear largamente hacia el blanco, viniendo guiada, en la primera parte de su trayectoria, por un operador a bordo del «aéreo madre», para luego adquirir y dirigirse automáticamente hacia el blanco a través de un pequeño aparato radar que llevaba en el morro.

En resumen, con los rápidos flash de los dos párrafos precedentes hemos tratado de mostrar que la producción de objetivos y bombas volantes constituyó como una «primera fase» actividades que han puesto las bases tecnológicas para el desarrollo de los sofisticados UAV y RPV que han aparecido sucesivamente en el escenario militar.

De los Aero objetivos a los primeros UAV

Los años de la Guerra Fría, y de la Guerra del Vietnam, representaron, sobre todo para los Estados Unidos, con sus exigencias de reconocimiento y espionaje, un fuerte estímulo para proseguir con el desarrollo de los aviones teledirigidos para los cuales se vuelve más apropiada la definición de UAV (Unmanned Aerial Vehicles) En aquellos años, que podemos definir como la «segunda fase» de desarrollo de los drones, estos dispositivos se transformaron en efecto de «objetivos o bombas volantes» en «plataformas remotas de sensores», es decir esencialmente en aparatos automáticos de reconocimiento, escurridizos y difíciles de interceptar, capaz de captar información del territorio enemigo, sin poner en riesgo la vida de los pilotos [3].

Los aviones que mejor representan el nivel de desarrollo alcanzado en esta fase, fueron el Ryan Model 147A Fire Fly y el Ryan Model 147B Lighting Bug, ambos derivados, en la primera mitad de los años 60, del Aero objetivo Ryan AQM 34 Firebee, producido en miles de ejemplares, y en numerosas versiones, a partir del 1960, por la sociedad californiana Teledyne Ryan (en seguida confluida en la Northrop-Grumman).

Se trataba de auténticos aeroplanos, dotados de alas a flecha de cerca 4 metros de envergadura y de un motor a reacción, con un peso total ampliamente superior a los 1.000 kg, y una velocidad máxima de cerca 1.100 km/h.

Estos drones podían ser lanzados desde tierra, con la ayuda de un cohete auxiliar, pero más comúnmente venían transportados bajo las alas de un grueso avión para transporte militar hasta las márgenes de la zona de operación, para luego ser lanzados.

Su sistema de guía era aún relativamente simple y su ruta, programada antes del lanzamiento y seguida por tanto automáticamente, era esencialmente una trayectoria en línea recta al término de la cual el dron hacía un giro de 180° y retornaba hacia la zona de lanzamiento.

Su vuelo se podía realizar, según las exigencias, sea a baja que a alta cota (18-19.000 metros), por una durada de 1-2 horas con un radio de acción del orden de los 1.000 km. Al término de la misión estos drones descendían a tierra o al mar (podían flotar durante mucho tiempo), colgados a un paracaídas; fue también desarrollado un sistema de recuperación «en vuelo», mediante adecuados helicópteros que enganchaban el paracaídas, en modo de minimizar los daños durante el aterrizaje.

No estaban armados, sino dotados de un complejo de sensores (máquinas fotográficas, aparatos de registración y análisis de señales, etc.) capaz de espiar el territorio y aparatos electrónicos del enemigo (estación de radio y de navegación, radar, etc), y también de realizar acciones de disturbo de las mismas. La guerra del Vietnam no fue sin embargo el único conflicto a incubar el desarrollo y la evolución de los drones.

Por ejemplo durante la Guerra del Yom Kippur (1973) los israelíes tuvieron modo de utilizar con éxito drones de reconocimiento de la Ryan, obtenidos por los estadounidenses, usados también como «aviones búho» y como perturbadores de las comunicaciones de radio.

Inmediatamente después iniciaron a desarrollar autónomamente pequeños drones de breve radio para la vigilancia del campo de batalla. Además, según algunas fuentes, una versión armada de los reconocedores de la Ryan, denominada BGM-34A, capaz de lanzar un misil desde tierra, fue usada por ellos durante el conflicto entre Siria e Israel del 1982.

Estas primeras experiencias fueron la base sobre la que la industria bélica israelí construyó su sucesivo desarrollo, que hoy la convierte en uno de los más importantes productores de drones militares.

De los UAV a los RPS

La fugaz referencia al rol de Israel en la historia de los drones, nos es útil para introducir los eventos que llevaron a la realización de los primeros RPS (Remote Piloted Systems), fundadores de la «tercera fase» de desarrollo de los drones militares: de las ideas y de las iniciativas del ingeniero israelí Abraham Karem, tuvieron en efecto origen estos revolucionarios aviones que abrieron el camino al definitivo ingreso de protagonistas de los drones en los más recientes escenarios militares.

Karem, nacido en Irak en 1937 de familia hebrea, se había graduado en ingeniería aeronáutica en Haifa. Después de participar en Israel en la realización de los primeros drones, en 1980 se trasladó a California, donde trató de aprovechar sus experiencias precedentes iniciando una modesta actividad de construcción de aviones, fundando una pequeña sociedad, la Leading Systems Incorporeted (LSI).

Su primer éxito fue un pequeño avión teledirigido, denominado Albatros, que incluso teniendo una modesta velocidad, demostró tener una autonomía enormemente superior a los aviones sin piloto entonces disponibles, pudiendo permanecer autónomamente en vuelo por decenas de horas.

El Albatros llamó la atención de la DARPA una importante agencia de investigación gobernativa estadounidense que intuyó el desarrollo potencial y financió dos sucesivos prototipos, el Amber, que voló en 1988 y el Gnat-750 (mosquito), que estuvo listo el año siguiente [4].

El Gnat-750 estaba equipado con un motor a combustión de 80 Hp, del mismo tipo (Rotax) que en aquellos años se había afirmado para el uso de sus aviones «ultraligeros»; el motor era ubicado en la cola y accionaba una hélice propulsora.

Tenía una envergadura de casi 11 metros, un peso máximo de cerca 500 kg y una velocidad máxima del orden de los 200 Km/h; podía permanecer en vuelo hasta 48h, alcanzando cotas alrededor de los 7.000 metros.

En una torreta anterior, giratoria y estabilizada, el Gnat-750 alojaba potentes sensores que les consentían realizar tareas de reconocimiento diurno y nocturno, en particular telecámeras a alta resolución en lo visible e infrarrojo.

En su aparato automático de guía era además posible integrar la conexión al sistema de navegación satelital GPS5 que introducía un progreso sustancial respecto a lo que hasta ahora había sido disponible, consintiendo una facilidad de navegación y de localización/logro de objetivos antes impensables.

En 1993 los primeros ejemplares de producción del Gnat fueron vendidos a las fuerzas armadas de Turquía, mientras en USA el dron fue utilizado esencialmente por la CIA, para acciones de reconocimiento e inteligencia en el escenario balcánico, devastado por las guerras y guerrillas que hicieron seguidas a la caída de la ex-Yugoslavia.

En estas primeras experiencias operativas salieron a la luz algunas limitaciones importantes del avión (por ejemplo la falta de un sistema anti hielo en las alas obstaculizaba fuertemente su uso en inverno) y de su sistema de transmisión de datos, que tenía un índice netamente inferior a su radio de acción potencial.

Ulteriores versiones mejoradas del Gnat fueron por tanto realizadas en los años sucesivos, pero las interesantes potencialidades de este tipo de dron que habían sido intuidas en el ambiente militar y de inteligencia con el uso de los Gnat, encontraron plena realización sólo con el desarrollo de su sucesor, el General Atomics Predator (predador).

Los drones militares de las últimas generaciones

La arquitectura general y la configuración aerodinámica del Predator no son muy diversas de aquel del Gnat, aunque dimensiones y pesos son superiores. Exteriormente la diferencia más evidente está constituida por un carenado redondeado anterior, que cubre y protege una gruesa antena a disco para las comunicaciones satelitales.

En efecto las novedades más importantes de este dron, respecto a sus directos predecesores, consisten sobre todo en las dotaciones instrumentales y en los sistemas de comunicación, y no sólo en los instalados a bordo del avión, sino también en los que hacen parte del box de control de tierra (GCS, ground control station), en los cuales están alojados los operadores por los cuales estos drones vienen maniobrados.

El sistema de comunicación es doble, consistiendo sea en un data-link directo que opera en la banda de frecuencia C (4-8 GHz), sea en un data-link satelital que opera en la banda de frecuencia Ku (12-18 GHz); ambas son capaces de gestionar todo el tráfico de señales entre el dron y la GCS, consintiendo un completo control a distancia, más allá del horizonte visivo, que era el límite de sus predecesores.

En tierra operan un piloto, que gestiona navegación y maniobras, y un especialista en sensor/sistema/armamento, que adquiere y evalúa los datos producidos por las telecámeras, por el radar y los otros sensores de bordo, con los cuales se tiene la visión del terreno sea de día que de noche, y aun en presencia de nubosidad, niebla y polvo. El pilotaje puede ser sea automatizado que completamente manual y, gracias al link satelital, los operadores del dron pueden teóricamente encontrarse también en otra parte del mundo, respecto al teatro de operaciones [6] (dado que este dron puede estacionar por unas 20 horas a una distancia hasta de 900 km de la base de partida, obviamente ellos trabajan a turnos).

En la versión armada el Predator está dotado también de un «diseñador laser» que sirve para la guía de los misiles AGM-114 Hellfire que vienen portados bajo las alas (se trata de misiles creados para el uso en los helicópteros antitanque).
Es este armamento que ha transformado al Predator en el mortal killer que ha impresionado tanto a la opinión pública por las acciones, sobre todo de antiterrorismo, que ha cumplido.

Para terminar mencionamos el hecho que el dron es completamente desmontado en seis componentes principales, que vienen alojados en apropiados container transportables por vía aérea: por tanto puede ser rápidamente reubicado en diferentes escenarios operativos. El costo de un sistema completo Predator (dron más GCS) es del orden de los 4-5 millones de dólares.

Con respecto al Reaper, (segadora) la semejanza de su estructura general con la del Predator, hace inmediatamente evidente que se trata de una evolución directa de su predecesor. Las dimensiones, los pesos, el rendimiento, y también los costos, de este dron son sin embargo netamente superiores.

La velocidad máxima es en efecto del orden de 480 km/h, el peso máximo es cerca del cuádruple y también el armamento es muy superior (hasta 12 misiles Hellfire y aun bombas guiadas por laser). En consecuencia el motor instalado, que no es a combustión, sino a turbohélice, tiene una potencia mucho más elevada (cerca de 950 Hp, contra los 100-110 del Predator).

El sistema de sensores y el sistema de guía son en cambio análogos a los de su predecesor. Con tales características y rendimiento este dron viene considerado por las Fuerzas Aéreas Americanas (USAF), ya no un simple sistema para el reconocimiento e inteligencia, sino un auténtico avión de ataque a control remoto.

Por último recordemos que Predator, en la versión desarmada RQ-1, entró en servicio a la aeronáutica estadounidense en 1995; la versión armada con dos misiles, denominada MQ-1 fue usada a partir del 2002-2003, mientras la versión potenciada MQ-9 Reaper aparece en 2007; sea el Predator que el Reaper están hasta ahora en producción, y en servicio no sólo con la USAF, sino también con las fuerzas aéreas de diversos países, incluyendo la Aeronáutica Militar Italiana.

En los últimos 10-15 años, el interés de los militares por los UAV y los RPS ha crecido enormemente en todo el mundo.

Las industrias aeronáuticas de muchos países (comprendidos los emergentes) han iniciado a trabajar rápidamente en el desarrollo de varios modelos de aviones a control remoto, de dimensiones y rendimiento muy diferentes: se va de los pequeños exploradores para la vigilancia del campo de batalla, de la estructura que recuerda los primeros «aeromodelos/objetivos» de la Radioplane, a los grandes exploradores de alta cota, como el Nortrop-Grumman (ex Ryan) Global Hawk.

Conclusión

Una panorámica, incluso sumaria. Sobre lo que ofrece hoy el mercado de los drones militares requeriría un espacio que no tenemos a disposición aquí.

Nos detenemos por tanto en este punto, esperando en todo caso que las breves menciones a los orígenes históricos y a los recientes desarrollos, hayan sido útiles al lector al menos para iniciar a orientarse en esta fascinante e inquietante rama de la tecnología.

Como mencionado al principio, en la segunda parte del artículo dirigiremos nuestra atención a otros tipos de drones, desarrollados sobre todo a partir del inicio del tercer milenio, que han encontrado aplicaciones prevalentemente en campo civil.

Notas
1 Una de las primeras, si no la primera, demostración de la posibilidad de controlar a distancia un objeto en movimiento a través de impulsos de radio, fue dada en 1898 por el conocido inventor norteamericano (de origen balcánica) Nikola Tesla, que en un tanque adecuado construido en el Madison Square Garden de New York, frente a un numeroso público, controló las evoluciones de un modelo motorizado de nave.

2 Los misiles, además de ser propulsados, en la mayor parte de los casos, por un motor a cohete, en vez que de un motor a reacción, que usa como comburente el aire atmosférico, siguen en general trayectorias balísticas, similares es decir a las de los proyectiles de artillería.
Hay además otras amplias variantes en esta definición; por ejemplo los misiles cruise tienen motores a reacción y siguen trayectorias guiadas, adherentes al terreno y a sus relieves.

3 La grave crisis internacional que siguió al abatimiento de parte de la Unión Soviética de un avión espía americano Lockeed U-2, y la captura de su piloto Gary Powers, ocurrida el 1 mayo del 1960, fue uno de los estímulos para el desarrollo de los drones de reconocimiento, pero no quita para nada de la escena los aviones pilotados, tanto que los norteamericanos desarrollaron también el sofisticadísimo explorador trisónico SR-71.

4 Por motivos aquí muy largos de explicar, la DARPA salió antes de tiempo de escena y el desarrollo del Gnat fue proseguido bajo la égida de otros organismos militares. Aun la sociedad LSI, muy pequeña para sostener el peso y la complejidad técnico y de gestión del proyecto, desaparece precozmente, siendo absorbida, con todo el staff técnico de Karem, por la General Atomics, un grupo industrial con espaldas mucho más robustas y por la notable experiencia en el campo de las comisiones militares.

5 El sistema satelital de posicionamiento global GPS tuvo una larga fase de desarrollo y puesta a punto por todos los años 1970 y 1980 del siglo pasado, bajo la égida de todas las fuerzas armadas estadounidenses.
En 1989 iniciaron los lanzamientos en órbita de los satélites que representaban la fase definitiva y operativa de su desarrollo y contemporáneamente aparecieron en el mercado los primeros recibidores realmente portátiles, como el Magellan NAV1000, que tenía las dimensiones de una radio portátil y pesaba sólo 850 gramos. El sistema GPS demostró por primera vez su enorme utilidad para las operaciones militares, durante la Primera Guerra del Golfo, en 1991.

6 Para comprender mejor cómo funciona esta posibilidad, hay que precisar que es usada una modalidad operativa denominada remote split operation, en la cual el data link satelital es colocado en una localidad diferente y es conectado a la GCS a través de una red de fibras ópticas.
El dron es así gestionado localmente a través de un más pequeño y simple «módulo de lanzamiento y recuperación», después de que su control es pasado a un «sistema de control misión», que puede encontrarse también a gran distancia.
De este modo se limita el personal especializado que se despliega cerca de los frentes operativos y se concentra el control de más drones y de diferentes vuelos en un mismo lugar.

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