¿La web nos hace libres? /2
autor: Simona Panseri
director de Comunicación y Public Affairs de Google para Italia
Gianni Riotta
editorialista de la Stampa
Guido Gili (intervención escrita)
docente de Ciencia de las comunicaciones de masa y Teoría de la comunicación en la Universidad de Molise
Davide Rondoni (moderador)
poeta y escriptor
acontecimiento: Meeting per l’amicizia tra i popoli: "Emergenza uomo", Rimini, Italia
(Meeting para la amistad entre los pueblos: "Emergencia hombre")
fecha: 2013-08-21
fuente: Il Web ci rende liberii? L’età del messaggi(in)o e le nuove forme di comunicazione
(¿La web nos hace libres? La edad del mensaje(s) y las nuevas formas de comunicación)
traducción: María Eugenia Flores Luna

DAVIDE RONDONI:
La observación es otra en efecto. La cosa interesante es que luego tiene que hacer el panel para la abuela, por lo tanto esta cosa es muy divertida, en el sentido real de la palabra. El problema no es justo dónde encuentras las informaciones, sino cómo haces después para compartirlas etc., por lo cual una cosa que parecía pertenecer al pasado, es decir el rudimentario pegar un folleto de papel, se convierte en cambio en el futuro de Google. La cosa interesante es este continuo intercambio entre pasado y futuro, por lo cual no se comprende bien qué es más futuro del pasado. Éste es un problema sobre el que volveremos después, al final. La palabra a Gianni Riotta que no tiene necesidad…

SIMONA PANSERI:
Quizá el presente

DAVIDE RONDONI:
Y precisamente ésta es la cosa interesante, la noción de presente. Pero ya hemos ido demasiado lejos en cuestiones filosóficas, por lo tanto cedo la palabra a Gianni Riotta que es un amigo que no necesita presentaciones. Es uno de los más importantes periodistas italianos y europeos, ha hecho más o menos todo lo que puede hacer un periodista. En estos últimos años se ha dedicado con gran autoridad a profundizar estos temas ligados sea al periodismo que al tema del ser informado en general. Este libro que ha hecho recientemente, y que los invito a leer, afronta precisamente el tema de la libertad y la Web. A ti Gianni.

GIANNI RIOTTA:
Gracias. Gracias a Davide, que es un verdadero amigo multimedial, en el sentido que cualquier tipo de comunicación, prensa, televisión, Web, libros, presentaciones, charlas, la hemos hecho juntos. Por tanto gracias por estar aquí hoy. Gracias a Simona, que ha contado con gran atención y profesionalidad qué quiere decir hoy representar, en un País que está encaminando cada vez más velozmente a la revolución de la Web, el canal a través del que luego la inmensa mayoría de las personas normales, de las empresas, de la economía, de los lugares culturales llega a la Web, es decir Google y gracias a ustedes que han venido, en un día cargado de compromisos, cargado de posibilidades, un bonito día aún veraniego, para discutir aquí así en tantos. Ya les he puesto Twitter. ¿Quién de ustedes está en Twitter? Hagamos un breve sondeo. Ok, bien. ¿Quién de ustedes sigue arroba Riotta? Al final de la sesión muchas más manos, tantas más. También está arroba Davide Rondoni. ¿Y quién de ustedes está en Facebook? Ok. ¿E investiga al menos una vez al día usando Google? Basta, este sondeo tan amigable para hacer ver cuánto es en Italia el nivel de penetración de la red. Simona corrígeme si me equivoco, digamos dos tercios, un tercio, ¿está bien? Dos tercios, un tercio, que es peor que otros Países occidentales, sobre todo norte europeos. Pero si miran la rapidez con la que entramos en la red, ven que en realidad llenaremos la distancia de los otros Países bastante velozmente. Déjenme decir una cosa que no es muy popular pero que es importante. Aquí ustedes están a niveles superiores de aquellos Países avanzados. En realidad, los dos tercios de Italia que están online, son luego los dos tercios que empujan el País en política, cultura, economía, sociedad. El País es y está ya muy representado. Luego tenemos que pedir a la política de hacer más, porque obviamente vengo de casa de mi madre, en Sicilia. Ciertamente los problemas de onda que tienen, de acceso a la banda que tienen, apenas salen de las grandes ciudades, apenas salen del centro Norte son importantes, sobre todo para las comunidades rurales, sobre todo para las comunidades montanas existe el problema de subir arriba a veces solos la banda o el cable y éstas son cuestiones sobre las que todos deberíamos ser más listos. Está el Ministro, antes hemos charlado, y eso es una cosa sobre la que también el Gobierno Letta podría ser más incisivo que aquellos que lo han precedido. Querría hacerlos reflexionar hoy sobre una pregunta: ¿La web nos hace libres? Es el tema sobre el que yo he meditado, sobre el que Davide y Simona han pensado, están pensando conmigo. Davide ha publicado en el Avvenire una reseña muy bonita y muy importante del libro. El tema que los ha traído aquí es “Emergencia hombre”. Entonces yo he tratado de pensar: ¿hay un nexo entre “emergencia hombre” y “si la Web nos hace libres?”. Según yo sí. Hoy el análisis sobre la Web está dividido en dos grandes escuelas. Los que piensan que gracias a la Web les pasa también el absceso al diente, que yo tengo en este momento, que creen que la Web no sólo nos haga libres sino solucione todos los problemas de la humanidad y los que piensan en cambio que la Web es fuente de cualquier mal de la humanidad. La revista Atlantic, importante revista americana, en los últimos años ha escrito que la Web nos hace ignorantes, que la Web hace que nos quedemos solos, que la Web nos hace infelices. Es obvio que las dos escuelas, no quiero decir que las dos se han equivocado. Entiendo que cada una tiene una profunda motivación histórica, porque es tal la esperanza que tenemos que la Web nos dé una mano para salir de los apuros en que nos encontramos, a los que vamos y es tal el miedo que tenemos a que la tecnología en cambio nos envuelva aún más, que nos asustamos. En este ámbito cultural de ustedes es fácil, es natural usar el pasado para explicar el presente, para imaginar el futuro. Hay ámbitos en el mundo en que es más difícil, también en Italia es más difícil. Hay chicos fanáticos que piensan que antes del ordenador no existiera la cultura. ¿Pero saben cuál es la cosa divertida? Que cuando la humanidad se ha encontrado frente a saltos tecnológicos que involucraban la cultura, siempre ha reaccionado como nuestra generación está reaccionando al Internet, es decir idolatrando o bien despreciando.
¿Quién de ustedes ha hecho el bachillerato clásico de un tiempo? Se acordará que Sócrates decía que la escritura mata la comunicación. ¿Se había equivocado o Sócrates tenía razón? Naturalmente se había equivocado, porque la escritura no ha destruido la comunicación, la ha preservado, ha preservado la cultura, nos permite conocer culturas, voces, testimonios que de otro modo habríamos perdido para siempre. Pero no es que hubiera errado absolutamente, porque obviamente este tipo de comunicación tiene una superioridad. Una cosa es escuchar una lectura de las poesías de Rondoni y al final poderle decir “maestro pero ese verso ¿qué quiere decir?”. Una cosa es leerla solos, lejos y luego cerrar el libro. No es que aquella es una experiencia de serie A o de serie B, es una experiencia diferente pero cuando hemos perdido la experiencia de la oralidad hemos perdido una parte. Entonces, consideren a los chicos que siguen Wikipedia. ¿Quién de ustedes usa Wikipedia? Muy Bien. ¿Cuál es lo bello de Wikipedia? Es una enciclopedia escrita colectivamente por autores de todo el mundo, en muchos idiomas, que nace ya hace bastantes años y que casi siempre, en las pantallas Google, es la primera línea que sale y que se ocupa de todo el género humano, de todas las especificidades. Algunas voces son hechas por los más grandes estudiosos de aquel tema, algunas voces son hechas por un chico, la mañana, antes de salir de casa. Por tanto gran disparidad, pero ciertamente es una gran obra colectiva de la humanidad. Muchos chicos piensan que sea la primera gran obra con autor colectivo, por lo que, si cuando van al colegio le dicen que todos los cánones del saber, no occidental pero humano, la Ilíada, la Odisea, la Biblia, el ciclo épico indiano, son obras colectivas en las que tantas personas, tantos autores se han alternado, han escrito, han aceptado, han rechazado, se asombran y dicen: “De veras no lo había pensado”. Por lo tanto en realidad Wikipedia no es una separación con respecto a la tradición cultural sea occidental que oriental: es un retorno. Es un retorno al pasado, porque nosotros, nuestra generación ha crecido con el ideal del autor romántico: uno escribe el libro, compone la obra musical, esculpe en el mármol y es uno. En cambio los antiguos creían mucho en la idea de que Homero u otros grandes en realidad escondieran tantos autores. Luego hay un retorno al autor colectivo. Si piensan en un texto como la Ilíada, prueben a escribir todas las versiones en que ha sido transmitido. Primero era un señor que cantaba durante un banquete, tocaba la lira y cantaba. Luego al día siguiente no le gustaba tanto que uno muriera y ya no lo hacía morir. O bien un personaje que le era antipático lo hacía morir y contribuía así.

Luego ha sido escrito, ha sido escrito sobre creta, ha sido escrito sobre pergamino, sobre papiro, sobre tabla de cera, en forma de rollos, en forma de libro, copiada a mano, impreso a máquina, en fin llevado al cine, televisión, a la radio, a la Web. ¿Ok? Lo mismo vale para la Biblia. ¿Recuerdan los rollos en el mar Muerto? Primero era transmitida a través de aquellos fragilísimos rollos, luego en cambio ha sido puesta en las máquinas, luego ha sido puesta en la Web y así continúa. Hoy nosotros estamos completamente fascinados por la tecnología. Una vez, si ustedes querían saber la formación o el resultado del partido Atalanta Spal del domingo 12 de enero de 1954 tenían que pasar días y días y días de búsqueda. A menudo tenían que ir a Milán, al Corriere della Sera para solicitar una copia por piedad o a la biblioteca. Ahora se necesitan 20 segundos-30 segundos. Y eso vale para todo. Pero nosotros seguimos sin ver, estamos fascinados por la tecnología. Este pequeño teléfono me conecta con todos ustedes, me conecta con el mundo, puedo leer, puedo escribir, puedo hacer lo que quiero. Y no entendemos que la verdadera revolución, cuando hay comunicación, es el intercambio de los contenidos. Cuando yo razono con mis estudiantes, que están formados obviamente cuando llegan a mí, ya muy formados, digo: es la prensa que ha generado la reforma religiosa, la libertad de prensa, y luego la revolución americana, la revolución francesa, la democracia. Y ellos tienden a ver una relación de causa-efecto entre Gutenberg que inventa la imprenta y estos grandes fenómenos de renovación religiosos políticos, sociales, culturales. Qué pena que la imprenta haya sido inventada 100, 150 y 200 años antes en China, en Corea, en Japón. También allí: prensa, imprenta, tinta. Y no había ninguna revolución. No es que la China se ha encaminado a la reforma religiosa o bien en Japón se ha encaminado la democracia o el feudalismo ha terminado en Corea. Aquella misma invención no ha producido ninguna revolución tecnológica, ninguna revolución social. La imprenta ha quedado allí. ¿Por qué no nos ocurre lo mismo a nosotros? Hay un retrato famoso de Gutenberg con una barba con dos puntitas: es una imagen falsa, nadie ha visto nunca la cara de Gutenberg, se la han imaginado así. Gutenberg fracasa, su industria fracasa, se pone a hacer espejos cóncavos, porque esperaba con los espejos cóncavos, al final de las procesiones, tomar las imágenes de los santos que se deslizaban, con cámaras fotográficas místicas. Gutenberg acaba en aquel modo. La imprenta de por sí no produce ninguna revolución. ¿Qué hacía Gutenberg? Tomaba libros, Biblias en latín y en lugar de copiarlas como los monjes, las imprimía. El público para aquellas Biblias era el mismo, curas, cardenales aristócratas, algún hombre de cultura. No ha cambiado nada.

De repente a alguien le viene la idea de traducir la Biblia al alemán, francés, español, italiano, inglés. De repente la posibilidad que tú tenías, ya no de copiar una Biblia en un año, sino de imprimir mil en un mes, se convierte en un factor real. La revolución no es la tecnología, es el cambio de los contenidos. Cuando el cambio de los contenidos ocurre, tenemos Biblias en las lenguas vulgares, tenemos los periódicos, tenemos las informaciones. Sólo entonces la capacidad de reproducir tecnológicamente y rápidamente aquel contenido se vuelve revolucionario. ¿Por qué en Japón, en Corea, en China la invención de las imprentas no provoca nada? ¿Por qué no hay una sociedad que está al borde de una gran revolución cultural, política y social? Cuando miran todas las revoluciones tecnológicas que ha habido de la comunicación, ven que siempre es el cambio de los contenidos que produce el salto. En todas las revoluciones de la comunicación, la razón por la que ha sido inventado aquel instrumento no es nunca aquella por la que aquel instrumento se afirma. Gutenberg inventa la imprenta por para copiar Biblias en latín, en griego y ésa se convierte luego en el instrumento para escribir libros, para hacer novelas sentimentales, para imprimir los ciclos caballerescos, las poesías, la información. El teléfono para nada había sido inventado para el tipo de comunicación para el que nosotros lo usamos, sino para hacer comunicar despachos burocráticos entre ellos, tanto es verdad que si miran los primeros business model del teléfono dicen “en el campo no” porque además al campesino ¿qué le importa? Cultiva tierra no llamará por teléfono nunca. En las casas no, el teléfono sólo va al despacho. La telefonía en cambio estalla enseguida en el campo, porque a las personas que por siglos, por milenios habían estado aisladas, no parecía verdad de poder decir “¡hola, estoy acá!”. También a nivel del teléfono ha sido una revolución del contenido que ha llevado a la revolución tecnológica. Si van a mirar el gramófono, cuándo ha sido inventado el gramófono… es fantástico. Los discos… ¿alguien de ustedes se acuerda de los discos negros, estaba la agujita se metían tararara? Ok, menos mal que no soy el único que se acuerda. Cuando ha sido inventado el gramófono, ha sido inventado como diario de la familia, es decir se pensaba que el padre grabara su voz, también el niño, el abuelo: era el diario de la familia. La gente después de un poco dice: ¿pero a este diario de la familia, no podríamos ponerle alguna aria de la ópera, alguna polca? Sí, ponen la música y en el lapso de pocos años el famoso tenor italiano Enrico Caruso vende 4 millones de discos. ¡4 millones de discos! Entre el final de 1800 y el principio de 1900, una verdadera revolución.

También en este caso el contenido había sido cambiado. El contenido había sido cambiado. Lo mismo es verdad para el telégrafo. El telégrafo había sido pensado para comunicaciones de emergencia: SOS, solicito oportuno socorro. Ha cambiado y hemos transmitido los artículos de los periódicos, hemos transmitido la información de la bolsa etc. Pues, volviendo al tema de la emergencia hombre, yo tengo la impresión que si yo les cuento que el gramófono ha sido inventado para grabar el diario de la familia, ustedes se ríen, si yo les digo que Sócrates pensaba que la escritura destruyera la cultura, ustedes se ríen. Los puedo hacer reír por todo el día y en el libro está escrito todo eso. El gran jefe de redacción de Manuzio, el gran impresor tipógrafo, inventor de la editorial moderna en Venecia, Hieronimo Squarciafico, abre la puerta y ve la habitación llena de libros y dice: “Los libros están destruyendo la cultura”. Lo escribe desafortunadamente para él, porque dice: “¿Sabes antes, antes de esta invención de la imprenta, cuántos libros existían? 100, 150, la Ilíada, la Odisea, la Biblia, Horacio, Catullo. Yo en mi vida pude leerlos todos. Ahora cada uno imprime libros, Riotta imprime libros, la Panseri imprime libros, Rondoni imprime libros y el pobre Squarciafico ya no puede leer todos los libros. Por lo tanto la escritura destruye la cultura. Y ustedes se ríen, ustedes se ríen. Tengo la impresión de que nuestros nietos y bisnietos, los hijos de Simona, cuando mirarán cómo usamos la Web, reirán, reirán exactamente de nosotros como nosotros reímos de los abuelos que usaban el disco para grabar a la familia, se reirán de nosotros, porque nosotros fundamentalmente ¿qué estamos haciendo? Nosotros periodistas, profesores universitarios seguimos transcribiendo online los viejos contenidos.

¿Qué es un periódico online? ¿Qué es el Corriere della Sera, La República, La Prensa, Il sole 24 ore, il Messaggero, la Gazzetta dello Sport online, qué es? Son los periódicos normales con noticias cretinas que deberían llamar nuestra atención. ¿Pero es ésta la información online? ¿Es ésta la cultura online? ¿Es tomar los viejos contenidos y ponerlos online? No creo, no me pregunten qué es porque luego mis estudiantes a este punto levantan las manos y preguntan “¿Y qué es?”. Le digo: “Amor mío, si lo supiera iría a Google, se lo vendería y me volvería rico y famoso”. No lo sé. Pero sé y ustedes saben que los viejos contenidos, es decir poner la Biblia en latín está muy bien, pero no es la revolución. La revolución es inventar nuevos contenidos. Si el tema sobre el que razonamos es emergencia hombre, ¿cómo puede hacernos libres la Web? ¿Cómo puede la Web darnos una mano a solucionar la emergencia hombre o cuanto menos a convertirla de emergencia en alarma, de alarmas en lío, de lío en dificultad, es decir a reducir el impacto negativo? Creo que la peculiaridad de la Web como la peculiaridad de la prensa sea el hecho de que se puede reproducir contenidos muy velozmente. Lo que la Web nos ofrece es la capacidad de crear comunidad. Enseguida meten su mensaje y se difunde en el mundo. Pueden leer ustedes los mensajes de tantas otras personas y por lo tanto, haciendo el ejemplo de mi vieja profesión, es decir de los periódicos, ¿dónde es que los periódicos según yo tienen que mejorar? En la creación de comunidad. Es inútil que tú pongas el viejo artículo, el viejo editorial sobre el deporte, online. Ya no funciona. Debes, dice Marco Bardazzi con el que discutimos de estas cosas todo el día, tienes que crearle alrededor una comunidad. Tienes que poder discutir, poder razonar, poder compartir, poder preguntar, poder preguntar. Antes como periodista llegaba a un País extranjero, veía las cosas, imprimía el artículo y ustedes me leían en el Corriere della sera, en Il Sole 24 ore, en la Prensa. Había una relación totalmente piramidal entre yo y ustedes: yo estaba, ustedes no estaban, ustedes me leían. Ahora cuando hay choques en el Cairo o en Turquía por toda la noche yo, a través de Twitter, los sigo, y hay gente que sabe mucho más que yo, porque ha nacido, ha vivido, su padre habitaba allí, su madre habitaba allí, por lo tanto soy en realidad yo que aprendo, soy yo. Probablemente, con respecto a quien es testigo de aquella parte de la plaza, yo puedo tener algún otro elemento. Se acuerdan cuando éramos niños, había los crucigramas, se unían los puntitos y al final, unidos todos los puntitos, salía una figura. Entonces quien está allí en la plaza puede unir dos puntos, a lo mejor yo puedo unir el punto de al lado habiendo visto tantas plazas, tantas cosas. Pero me fío también de la red. Han errado las personas que dicen que la red nos salvará, han errado las personas que dicen que la red nos perderá, pero también se equivocan las personas que piensan que la red sea completamente neutral. Hay un famoso estudioso de tecnología, que se llama Kranzberg, que dice que la tecnología no es ni buena ni mala y tampoco neutral. Les hago un ejemplo.

Si Google al final inventara la máquina del tiempo - honestamente Simona es lo que deberías hacer - una bonita máquina del tiempo, por lo que yo pongo “googlesearch 1492”… ¡woom! “1912”… ¡woom! ¿Ok? ¿Podrían hacer eso? ¿Qué les cuesta? Yo estoy seguro que lo tienen en su laboratorio escondido, pero no tienen todavía un business model. Si acá nosotros tuviéramos este instrumento de Google y entráramos en una biblioteca medieval, en la sala de lectura de un monasterio o una gran universidad medieval, ¿saben qué nos impresionaría? Clamorosamente, el ruido. Porque en la Edad Media, antes de la invención de la imprenta, como se quería aprovechar toda la página se escribía de margen a margen - no hay blanco entre las rayas porque obviamente hacía falta preservar aquel poco pergamino, aquel poco que había -, leer con los ojos como nosotros leemos era imposible. Miren cuánto blanco hay en esta página. Yo puedo leerlo con los ojos. En cambio entonces se leía murmurando. Sólo que si había doscientas personas que leían murmurando, había un gran rumor. El mismo fenómeno nos impresiona. Un monje medieval entrando en una biblioteca nuestra diría “¿qué está sucediendo? ¿Por qué nadie está leyendo?”. Nosotros no sabemos leer la Web. Seguimos leyéndolo como si fuera un libro, seguimos leyéndolo como si fuera un periódico, seguimos leyéndolo como si fuera un viejo pergamino. Tenemos que aprender a leerlo y tenemos que aprender a producir contenidos para el mundo digital, para la cultura digital. Déjenme dar solamente algún ejemplo muy veloz de cómo la Web puede mejorar la emergencia hombre y de cómo puede empeorarla. Indudablemente la Web tiene una gran capacidad nihilista, porque si yo detesto Google y detesto a Simona Panseri, puedo todos los días despertarme y cubrirlos de injurias sin que nadie me diga nada. Indudablemente la Web tiene una capacidad de inmediatez por la cual yo, visto que me cae mal la señora que se ha sentado allí, en primera fila, le escribo una cosa que luego si la encuentro… pero si me pregunto por qué, no lo sé, porque no he pensado. La Web te da la inmediatez y la inmediatez es un riesgo. Luego online hay un gran riesgo de populismo, hay un gran riesgo de agresividad, hay un gran riesgo de odio, hay un gran riesgo de negatividad. Yo no creo que sea culpa del online, sobre eso soy muy preciso. Yo pienso que son males que están presentes en nuestra sociedad, a los que la Web da un altavoz, pero no es que si declaramos hoy a la Web fuera de la ley, arrestamos a Simona y declaramos que en Italia ya no hay Web, ya no hay la libertad de la Web, este populismo, esta negatividad, este nihilismo desaparecen. Quedan allí donde están, son frutos de nuestra sociedad. La Web los amplifica. Al mismo tiempo sin embargo tenemos dos caminos a través de los que podemos reducir la emergencia hombre a través de la Web. Uno se los he dicho, es la comunidad: en lugar de crear una comunidad negativa, probar a participar en una comunidad positiva. Yo siempre hacía una broma que hoy que tengo dolor de muelas no puedo hacer. Cuando venían los chicos con la tele cámera y me decían: “Nos tiene que dar una entrevista porque…” Y les decía: “¿Pero quiénes son?” “Nosotros somos ciudadanos, tiene que darnos la entrevista; somos periodistas ciudadanos y por lo tanto basta con el periodismo profesional”. Entonces les decía: “Les doy la entrevista, ciudadanos periodistas, se las doy, pero yo soy un ciudadano dentista, he aprendido a taladrar la muela del juicio a través de Google, Wikipedia, Youtube y por lo tanto yo les doy una entrevista si después se hacen taladrar el diente por mí ciudadano dentista”. Nadie más ha venido. Ahora tengo dolor de muelas y ya no puedo hacer esta broma, pero esta broma vale. La profesionalidad sigue contando online. Si la página Wikipedia es escrita por un docente universitario o por un estudiante universitario o por mí que soy un aficionado, cuenta. Y online tenemos que ser capaces de entender quién administra la información, cómo la distribuye.

Google, Amazon, Youtube, Facebook, los grandes canales de acceso a la comunicación que nosotros tenemos, tienen mucho poder y como todos los poderes económicos, culturales, sociales tienen que ser regulados. Pero ven, en el New York Times, ayer o anteayer, Tom Friedman ha escrito una cosa muy interesante. Es el cuadragésimo cumpleaños de Brin, que es uno de los fundadores de Google, y Friedman argumentaba de modo muy inteligente, muy inteligente: la familia de Brin es una familia rusa, ha sido fundamentalmente expulsada de la Unión soviética, de Rusia cuando él todavía era niño. Han ido a América y él ha inventado Google. Google ha producido un enorme poder para los Estados Unidos, económico, social, cultural. Si las condiciones rusas hubieran sido menos hostiles para él y para su familia, argumenta Friedman, ¿habría podido hacer Google en Rusia? No es que los rusos no han inventado tecnología en el espacio, han estado por muchos años a la vanguardia, en matemáticas, en física, por muchas décadas han sido un País de vanguardia. Pero es la libertad de crear la tecnología que faltaba, la libertad de compartir la tecnología, la libertad de competir entre los varios sistemas. Entonces es el modo en que nosotros usamos la tecnología que hace la diferencia. Para mí Google no es ni bueno ni malo y tampoco neutral. Depende de cómo lo usamos nosotros, depende de cómo lo tratamos. Para mí Facebook no es ni bueno ni malo. Calabresi, presentando el libro en el salón del libro de Turín, dice: “Cuando un niño, cuando un chico, un estudiante, un niño llega delante de Google y pone holocausto, le salen juntos los sitios de los negacionistas y Primo Levi”. Cierto, pero el problema es que ustedes a sus hijos no es que los mandan a conducir sin haberles hecho hacer la autoescuela, no es que los dejan libres por Milán, por Turín, por Roma así, abren la puerta y dicen “sal”. Explican, amonestan. No es que la primera vez que han hecho una investigación en biblioteca su profesor les ha dicho “¡vayan a hacer la investigación!”. Les ha explicado los libros, las fuentes, las fuentes de primera mano, de segunda. Entonces, si un chico o una chica llega a Google y nadie le ha explicado nunca cómo se usa, si luego el chico hace desastres, no es culpa de Google. No es que es culpa de la Fiat o de la Renault, de la Porsche si uno que no tiene la licencia causa un accidente. Es culpa de quien lo ho puesto. Entonces la emergencia hombre delante de la tecnología se soluciona volviendo al discurso de Sócrates, explicando que el libro no destruye la cultura. Al mismo tiempo cuando nuestros amigos nos explican que perder el periódico, perder el libro, perder el papel es perder una parte, yo soy el primero en decir “es verdad”, como en la oralidad se ha perdido una parte. Por tanto tenemos que encontrar espacios en los cuales preservar lo que de otro modo se perdería. Un espacio en que nosotros, a pesar de la Web, a pesar de la prensa, defendemos un espacio para la cultura oral.
Cuando Davide va a hacer la lectura de sus libros ¿qué hace? Es un espacio en que él, a pesar de la Web, a pesar del papel, a pesar de la industria editorial vuelve a los albores de la poesía: un poeta lee, la gente escucha y hay una interacción. Por lo tanto también en la cultura digital tenemos que defender espacios así. Podemos usarlos para amplificarlos, para que quien no viene de lejos pueda seguirnos, pueda intervenir, pueda mandar un twitt “¿pero, qué estupidez has dicho?” y le contesto “pero estúpido será Usted, serás tú”. Convirtámonos en amigos, ¿ok? Yo espero que el próximo año estemos aquí con un tema en que la palabra emergencia sea reemplazada por la palabra esperanza. Pienso que la Web sea el campo de batalla crucial en que esta batalla se decide. En Egipto, en Turquía, en el Vaticano, en Italia, en los Estados Unidos, en Rusia, en todo sitio. Pienso que la Web no sea la oposición entre mundo real y mundo virtual o eterno, como decía antes Davide, la Web es hoy nuestro modo de encontrar la realidad. Como el campesino keniano también demuestra. Entonces la Web nos salvará o nos perderá según el valor que nosotros daremos. Según los mensajes, de contenidos nuevos - como emergencia hombre, emergencia mujer, emergencia anciano, emergencia niño - que nos llevaremos dentro. Si lo logramos, no será mérito de la web, será mérito nuestro. Si no lo logramos, no será culpa de la Web, será culpa nuestra. Gracias.

DAVIDE RONDONI:
Gracias a Gianni. Permítanme tres notas muy breves que naturalmente no concluyen las contribuciones de nuestros dos amigos pero son como un relanzamiento. Había un gran poeta francés que decía así: “Ay de mí, mi carne está triste, sin embargo he leído todos los libros”. Uno podría conocer todos los contenidos que Google u otros presentan en la Web pero el problema de la vida es éste: ¿qué es lo que vuelve mi carne menos triste? Y en efecto ha habido quien ha pensado - y un poco en la filosofía de la Web eso reluce - que un hombre es menos triste cuanto más está informado. Y en cambio ya el buen Zac, filmado por los amigos de Google, dice: no son las informaciones que hacen menos triste la vida, sino es el conocimiento. Usa esta palabra. Mi abuela tenía una infinidad de informaciones menos que yo, pero no estoy seguro que fuera menos triste, porque precisamente lo que vuelve la vida menos triste es el conocimiento o, como señalaba ahora Gianni, la Web es un modo de relación con la realidad y la relación con la realidad porta como problema el conocimiento, no sólo la cantidad de información, porque la presunción de pensar que cuanta más información tienes, más conoces, es una presunción que ha mostrado todo su desastre: tenemos un montón de gente muy informada que hace desastres y gente poco informada que hace una vida mejor.

Luego el problema del conocimiento es como si la Web lo exaltara, lo encendiera, lo hiciera aún más incandescente, en una época en que en cambio parece, y a veces también la Web es usada de este modo, en que parece que el único problema sea la habilidad de hacer, es decir la habilidad práctica, la capacidad en el sentido de las habilidades. El problema de la vida no es ante todo una habilidad, sino es un problema de conocimiento, es decir de cuáles son los criterios con los que yo encuentro lo real, cuáles son los criterios, cuáles son los movimientos con los cuales yo encuentro la realidad, que es una realidad precisamente, como también antes decía Gianni, compleja, donde no se puede perder, donde no se puede censurar nada. Las cosas que él ha dicho, para dar un ejemplo, hablo de Gianni porque tengo un poco más de familiaridad, las cosas que él ha dicho, si las hubiera dicho no con aquel acento siciliano que de vez en cuando emergía, habrían sido diferentes. Quiero decir que la verdad de una comunicación también pasa por un acento fugaz y si pierdes ése, también pierdes un elemento de la realidad. Luego no es sólo la información sino es el conocimiento el problema, y eso vale para uno que usa mucho Google, lo usa poco, lo usa tanto. El problema es el mismo: se puede leer todo, se puede estar informados de todo y quedar tristes. Y en cambio a nosotros nos interesa la alegría. La felicidad es una cosa del Paraíso, pero la alegría es algo de aquí, y por lo tanto nos interesa la alegría, no la información. Tanto es verdad que, por ejemplo, con los amigos de la Fundación Claudi, hacemos cosas de poesía porque la poesía o la cultura, el mirar qué ha sido hecho en el pasado sirve al conocimiento.

Pero - y aquí viene la segunda cosa que quería decir - ¿por qué uno es apasionado del conocimiento? Porque uno se siente en peligro, porque si no te sientes en peligro, es decir si no te sientes en la selva oscura como Dante, no vas a Google o Virgilio - los internautas entienden - para hacerte guiar en el recorrido del conocimiento, es decir si no te sientes a riesgo, el conocimiento no te interesa. Hoy la emergencia hombre concierne al hecho precisamente que el hombre está en peligro, el hombre está en peligro. Hay una emergencia en el sentido que estamos arriesgando perder nuestra humanidad. Por eso el conocimiento es interesante, si no ¿por qué conocer? Y en efecto el pedido que muchos hacen es: no me des el conocimiento, dame algunas habilidades para llegar bien, para llegar al final del mes, para llegar bien con la cuenta del banco, para llegar bien en el próximo problema que tenga. En cambio si un hombre se siente a riesgo - Dante en la selva arriesgaba perderse, por eso le interesaba el conocimiento - si ya no tienes el sentido del riesgo, de la emergencia, ¿qué haces del conocimiento? Por eso la Web tiene que ser, puede ser y debe ser un lugar en el cual hacer emerger este riesgo, este sentido de la vida como riesgo, como algo en que se pierde mucho más que la cara. Ésta es la primera cosa. La segunda cosa, es que se usa una cosa creyendo entenderla y se usa mal, tanto es verdad que a lo mejor nos mirarán y dirán: ¡estos tontos cómo la usaban mal! Por ejemplo se ha supuesto, se supone a menudo - esto en los más jóvenes, por ejemplo, es muy fuerte como presión - que la Web, como hace comunicar tanto, rompa la soledad, mientras que hay un montón de gente sola que comunica tanto. La soledad no es rota por la comunicación, la soledad es rota por la amistad y por el amor, no por la comunicación; más bien, hasta, puede haber un énfasis de comunicación que aumenta la soledad. Quienquiera de nosotros de vez en cuando da una vuelta en la web, se da cuenta del espectáculo de la soledad, porque precisamente la soledad no es rota por la comunicación. Ésta es una gran ambigüedad, que les ha sido echada encima sobre todo a nuestros jóvenes, creando un tipo de monstruosidad. Eso no es neutral, porque si un social te usa la palabra amistad, que es una palabra sagrada, te usa la palabra amistad para indicar cuánta comunicación puedes hacer, está jugando sucio y hace falta decirlo, porque la comunicación es diferente de la amistad. Por lo tanto no hay neutralidad y eso hace falta saberlo, pero éste es un problema de conocimiento, si no conoces qué es la amistad te friegan, si no tienes conocimiento de la amistad, la amistad puede parecerse a la comunicación.

La última cosa y acabo, agradeciendo a nuestros dos huéspedes, es que por suerte la vida huye de cada red, sea la red de la avispada Teresa que buscaba las mariposas, sea la red en que quieren poner a los disidentes de cada lugar. La vida huye de cualquier red, también aquellas invisibles. Huye no quiere decir que no se pueda estar dentro, comunicarse, expresarse, conocerse, reconocerse pero huye, huye de cada red. Y ésta no es una acepción negativa de la red. Es una acepción positiva de la vida, es decir es un reconocimiento de un valor inasible de la vida, de un valor infinito de la vida. Y entonces es interesante la red, puede ser interesante la red en el trabajo con respecto a la emergencia hombre si la red - y puede serlo, lo sabemos - se convierte en un ámbito en que la naturaleza de la vida, que es huir de cada red, logra comunicar esta naturaleza suya. Usar una red como instrumento para decir que se huye de toda red, es posible, y también estamos haciéndolo ahora. Doy las gracias a nuestros dos huéspedes por la disponibilidad, por lo que nos han dicho. Sé que quedarán por ahí por el Meeting, por lo tanto quien quiera detenerlos… está el libro de Gianni. Gracias a ustedes y buen apetito.

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