DAVIDE RONDONI: SIMONA PANSERI: DAVIDE RONDONI: GIANNI RIOTTA: Luego ha sido escrito, ha sido escrito sobre creta, ha sido escrito sobre pergamino, sobre papiro, sobre tabla de cera, en forma de rollos, en forma de libro, copiada a mano, impreso a máquina, en fin llevado al cine, televisión, a la radio, a la Web. ¿Ok? Lo mismo vale para la Biblia. ¿Recuerdan los rollos en el mar Muerto? Primero era transmitida a través de aquellos fragilísimos rollos, luego en cambio ha sido puesta en las máquinas, luego ha sido puesta en la Web y así continúa. Hoy nosotros estamos completamente fascinados por la tecnología. Una vez, si ustedes querían saber la formación o el resultado del partido Atalanta Spal del domingo 12 de enero de 1954 tenían que pasar días y días y días de búsqueda. A menudo tenían que ir a Milán, al Corriere della Sera para solicitar una copia por piedad o a la biblioteca. Ahora se necesitan 20 segundos-30 segundos. Y eso vale para todo. Pero nosotros seguimos sin ver, estamos fascinados por la tecnología. Este pequeño teléfono me conecta con todos ustedes, me conecta con el mundo, puedo leer, puedo escribir, puedo hacer lo que quiero. Y no entendemos que la verdadera revolución, cuando hay comunicación, es el intercambio de los contenidos. Cuando yo razono con mis estudiantes, que están formados obviamente cuando llegan a mí, ya muy formados, digo: es la prensa que ha generado la reforma religiosa, la libertad de prensa, y luego la revolución americana, la revolución francesa, la democracia. Y ellos tienden a ver una relación de causa-efecto entre Gutenberg que inventa la imprenta y estos grandes fenómenos de renovación religiosos políticos, sociales, culturales. Qué pena que la imprenta haya sido inventada 100, 150 y 200 años antes en China, en Corea, en Japón. También allí: prensa, imprenta, tinta. Y no había ninguna revolución. No es que la China se ha encaminado a la reforma religiosa o bien en Japón se ha encaminado la democracia o el feudalismo ha terminado en Corea. Aquella misma invención no ha producido ninguna revolución tecnológica, ninguna revolución social. La imprenta ha quedado allí. ¿Por qué no nos ocurre lo mismo a nosotros? Hay un retrato famoso de Gutenberg con una barba con dos puntitas: es una imagen falsa, nadie ha visto nunca la cara de Gutenberg, se la han imaginado así. Gutenberg fracasa, su industria fracasa, se pone a hacer espejos cóncavos, porque esperaba con los espejos cóncavos, al final de las procesiones, tomar las imágenes de los santos que se deslizaban, con cámaras fotográficas místicas. Gutenberg acaba en aquel modo. La imprenta de por sí no produce ninguna revolución. ¿Qué hacía Gutenberg? Tomaba libros, Biblias en latín y en lugar de copiarlas como los monjes, las imprimía. El público para aquellas Biblias era el mismo, curas, cardenales aristócratas, algún hombre de cultura. No ha cambiado nada. De repente a alguien le viene la idea de traducir la Biblia al alemán, francés, español, italiano, inglés. De repente la posibilidad que tú tenías, ya no de copiar una Biblia en un año, sino de imprimir mil en un mes, se convierte en un factor real. La revolución no es la tecnología, es el cambio de los contenidos. Cuando el cambio de los contenidos ocurre, tenemos Biblias en las lenguas vulgares, tenemos los periódicos, tenemos las informaciones. Sólo entonces la capacidad de reproducir tecnológicamente y rápidamente aquel contenido se vuelve revolucionario. ¿Por qué en Japón, en Corea, en China la invención de las imprentas no provoca nada? ¿Por qué no hay una sociedad que está al borde de una gran revolución cultural, política y social? Cuando miran todas las revoluciones tecnológicas que ha habido de la comunicación, ven que siempre es el cambio de los contenidos que produce el salto. En todas las revoluciones de la comunicación, la razón por la que ha sido inventado aquel instrumento no es nunca aquella por la que aquel instrumento se afirma. Gutenberg inventa la imprenta por para copiar Biblias en latín, en griego y ésa se convierte luego en el instrumento para escribir libros, para hacer novelas sentimentales, para imprimir los ciclos caballerescos, las poesías, la información. El teléfono para nada había sido inventado para el tipo de comunicación para el que nosotros lo usamos, sino para hacer comunicar despachos burocráticos entre ellos, tanto es verdad que si miran los primeros business model del teléfono dicen “en el campo no” porque además al campesino ¿qué le importa? Cultiva tierra no llamará por teléfono nunca. En las casas no, el teléfono sólo va al despacho. La telefonía en cambio estalla enseguida en el campo, porque a las personas que por siglos, por milenios habían estado aisladas, no parecía verdad de poder decir “¡hola, estoy acá!”. También a nivel del teléfono ha sido una revolución del contenido que ha llevado a la revolución tecnológica. Si van a mirar el gramófono, cuándo ha sido inventado el gramófono… es fantástico. Los discos… ¿alguien de ustedes se acuerda de los discos negros, estaba la agujita se metían tararara? Ok, menos mal que no soy el único que se acuerda. Cuando ha sido inventado el gramófono, ha sido inventado como diario de la familia, es decir se pensaba que el padre grabara su voz, también el niño, el abuelo: era el diario de la familia. La gente después de un poco dice: ¿pero a este diario de la familia, no podríamos ponerle alguna aria de la ópera, alguna polca? Sí, ponen la música y en el lapso de pocos años el famoso tenor italiano Enrico Caruso vende 4 millones de discos. ¡4 millones de discos! Entre el final de 1800 y el principio de 1900, una verdadera revolución. También en este caso el contenido había sido cambiado. El contenido había sido cambiado. Lo mismo es verdad para el telégrafo. El telégrafo había sido pensado para comunicaciones de emergencia: SOS, solicito oportuno socorro. Ha cambiado y hemos transmitido los artículos de los periódicos, hemos transmitido la información de la bolsa etc. Pues, volviendo al tema de la emergencia hombre, yo tengo la impresión que si yo les cuento que el gramófono ha sido inventado para grabar el diario de la familia, ustedes se ríen, si yo les digo que Sócrates pensaba que la escritura destruyera la cultura, ustedes se ríen. Los puedo hacer reír por todo el día y en el libro está escrito todo eso. El gran jefe de redacción de Manuzio, el gran impresor tipógrafo, inventor de la editorial moderna en Venecia, Hieronimo Squarciafico, abre la puerta y ve la habitación llena de libros y dice: “Los libros están destruyendo la cultura”. Lo escribe desafortunadamente para él, porque dice: “¿Sabes antes, antes de esta invención de la imprenta, cuántos libros existían? 100, 150, la Ilíada, la Odisea, la Biblia, Horacio, Catullo. Yo en mi vida pude leerlos todos. Ahora cada uno imprime libros, Riotta imprime libros, la Panseri imprime libros, Rondoni imprime libros y el pobre Squarciafico ya no puede leer todos los libros. Por lo tanto la escritura destruye la cultura. Y ustedes se ríen, ustedes se ríen. Tengo la impresión de que nuestros nietos y bisnietos, los hijos de Simona, cuando mirarán cómo usamos la Web, reirán, reirán exactamente de nosotros como nosotros reímos de los abuelos que usaban el disco para grabar a la familia, se reirán de nosotros, porque nosotros fundamentalmente ¿qué estamos haciendo? Nosotros periodistas, profesores universitarios seguimos transcribiendo online los viejos contenidos. ¿Qué es un periódico online? ¿Qué es el Corriere della Sera, La República, La Prensa, Il sole 24 ore, il Messaggero, la Gazzetta dello Sport online, qué es? Son los periódicos normales con noticias cretinas que deberían llamar nuestra atención. ¿Pero es ésta la información online? ¿Es ésta la cultura online? ¿Es tomar los viejos contenidos y ponerlos online? No creo, no me pregunten qué es porque luego mis estudiantes a este punto levantan las manos y preguntan “¿Y qué es?”. Le digo: “Amor mío, si lo supiera iría a Google, se lo vendería y me volvería rico y famoso”. No lo sé. Pero sé y ustedes saben que los viejos contenidos, es decir poner la Biblia en latín está muy bien, pero no es la revolución. La revolución es inventar nuevos contenidos. Si el tema sobre el que razonamos es emergencia hombre, ¿cómo puede hacernos libres la Web? ¿Cómo puede la Web darnos una mano a solucionar la emergencia hombre o cuanto menos a convertirla de emergencia en alarma, de alarmas en lío, de lío en dificultad, es decir a reducir el impacto negativo? Creo que la peculiaridad de la Web como la peculiaridad de la prensa sea el hecho de que se puede reproducir contenidos muy velozmente. Lo que la Web nos ofrece es la capacidad de crear comunidad. Enseguida meten su mensaje y se difunde en el mundo. Pueden leer ustedes los mensajes de tantas otras personas y por lo tanto, haciendo el ejemplo de mi vieja profesión, es decir de los periódicos, ¿dónde es que los periódicos según yo tienen que mejorar? En la creación de comunidad. Es inútil que tú pongas el viejo artículo, el viejo editorial sobre el deporte, online. Ya no funciona. Debes, dice Marco Bardazzi con el que discutimos de estas cosas todo el día, tienes que crearle alrededor una comunidad. Tienes que poder discutir, poder razonar, poder compartir, poder preguntar, poder preguntar. Antes como periodista llegaba a un País extranjero, veía las cosas, imprimía el artículo y ustedes me leían en el Corriere della sera, en Il Sole 24 ore, en la Prensa. Había una relación totalmente piramidal entre yo y ustedes: yo estaba, ustedes no estaban, ustedes me leían. Ahora cuando hay choques en el Cairo o en Turquía por toda la noche yo, a través de Twitter, los sigo, y hay gente que sabe mucho más que yo, porque ha nacido, ha vivido, su padre habitaba allí, su madre habitaba allí, por lo tanto soy en realidad yo que aprendo, soy yo. Probablemente, con respecto a quien es testigo de aquella parte de la plaza, yo puedo tener algún otro elemento. Se acuerdan cuando éramos niños, había los crucigramas, se unían los puntitos y al final, unidos todos los puntitos, salía una figura. Entonces quien está allí en la plaza puede unir dos puntos, a lo mejor yo puedo unir el punto de al lado habiendo visto tantas plazas, tantas cosas. Pero me fío también de la red. Han errado las personas que dicen que la red nos salvará, han errado las personas que dicen que la red nos perderá, pero también se equivocan las personas que piensan que la red sea completamente neutral. Hay un famoso estudioso de tecnología, que se llama Kranzberg, que dice que la tecnología no es ni buena ni mala y tampoco neutral. Les hago un ejemplo. Si Google al final inventara la máquina del tiempo - honestamente Simona es lo que deberías hacer - una bonita máquina del tiempo, por lo que yo pongo “googlesearch 1492”… ¡woom! “1912”… ¡woom! ¿Ok? ¿Podrían hacer eso? ¿Qué les cuesta? Yo estoy seguro que lo tienen en su laboratorio escondido, pero no tienen todavía un business model. Si acá nosotros tuviéramos este instrumento de Google y entráramos en una biblioteca medieval, en la sala de lectura de un monasterio o una gran universidad medieval, ¿saben qué nos impresionaría? Clamorosamente, el ruido. Porque en la Edad Media, antes de la invención de la imprenta, como se quería aprovechar toda la página se escribía de margen a margen - no hay blanco entre las rayas porque obviamente hacía falta preservar aquel poco pergamino, aquel poco que había -, leer con los ojos como nosotros leemos era imposible. Miren cuánto blanco hay en esta página. Yo puedo leerlo con los ojos. En cambio entonces se leía murmurando. Sólo que si había doscientas personas que leían murmurando, había un gran rumor. El mismo fenómeno nos impresiona. Un monje medieval entrando en una biblioteca nuestra diría “¿qué está sucediendo? ¿Por qué nadie está leyendo?”. Nosotros no sabemos leer la Web. Seguimos leyéndolo como si fuera un libro, seguimos leyéndolo como si fuera un periódico, seguimos leyéndolo como si fuera un viejo pergamino. Tenemos que aprender a leerlo y tenemos que aprender a producir contenidos para el mundo digital, para la cultura digital. Déjenme dar solamente algún ejemplo muy veloz de cómo la Web puede mejorar la emergencia hombre y de cómo puede empeorarla. Indudablemente la Web tiene una gran capacidad nihilista, porque si yo detesto Google y detesto a Simona Panseri, puedo todos los días despertarme y cubrirlos de injurias sin que nadie me diga nada. Indudablemente la Web tiene una capacidad de inmediatez por la cual yo, visto que me cae mal la señora que se ha sentado allí, en primera fila, le escribo una cosa que luego si la encuentro… pero si me pregunto por qué, no lo sé, porque no he pensado. La Web te da la inmediatez y la inmediatez es un riesgo. Luego online hay un gran riesgo de populismo, hay un gran riesgo de agresividad, hay un gran riesgo de odio, hay un gran riesgo de negatividad. Yo no creo que sea culpa del online, sobre eso soy muy preciso. Yo pienso que son males que están presentes en nuestra sociedad, a los que la Web da un altavoz, pero no es que si declaramos hoy a la Web fuera de la ley, arrestamos a Simona y declaramos que en Italia ya no hay Web, ya no hay la libertad de la Web, este populismo, esta negatividad, este nihilismo desaparecen. Quedan allí donde están, son frutos de nuestra sociedad. La Web los amplifica. Al mismo tiempo sin embargo tenemos dos caminos a través de los que podemos reducir la emergencia hombre a través de la Web. Uno se los he dicho, es la comunidad: en lugar de crear una comunidad negativa, probar a participar en una comunidad positiva. Yo siempre hacía una broma que hoy que tengo dolor de muelas no puedo hacer. Cuando venían los chicos con la tele cámera y me decían: “Nos tiene que dar una entrevista porque…” Y les decía: “¿Pero quiénes son?” “Nosotros somos ciudadanos, tiene que darnos la entrevista; somos periodistas ciudadanos y por lo tanto basta con el periodismo profesional”. Entonces les decía: “Les doy la entrevista, ciudadanos periodistas, se las doy, pero yo soy un ciudadano dentista, he aprendido a taladrar la muela del juicio a través de Google, Wikipedia, Youtube y por lo tanto yo les doy una entrevista si después se hacen taladrar el diente por mí ciudadano dentista”. Nadie más ha venido. Ahora tengo dolor de muelas y ya no puedo hacer esta broma, pero esta broma vale. La profesionalidad sigue contando online. Si la página Wikipedia es escrita por un docente universitario o por un estudiante universitario o por mí que soy un aficionado, cuenta. Y online tenemos que ser capaces de entender quién administra la información, cómo la distribuye. Google, Amazon, Youtube, Facebook, los grandes canales de acceso a la comunicación que nosotros tenemos, tienen mucho poder y como todos los poderes económicos, culturales, sociales tienen que ser regulados. Pero ven, en el New York Times, ayer o anteayer, Tom Friedman ha escrito una cosa muy interesante. Es el cuadragésimo cumpleaños de Brin, que es uno de los fundadores de Google, y Friedman argumentaba de modo muy inteligente, muy inteligente: la familia de Brin es una familia rusa, ha sido fundamentalmente expulsada de la Unión soviética, de Rusia cuando él todavía era niño. Han ido a América y él ha inventado Google. Google ha producido un enorme poder para los Estados Unidos, económico, social, cultural. Si las condiciones rusas hubieran sido menos hostiles para él y para su familia, argumenta Friedman, ¿habría podido hacer Google en Rusia? No es que los rusos no han inventado tecnología en el espacio, han estado por muchos años a la vanguardia, en matemáticas, en física, por muchas décadas han sido un País de vanguardia. Pero es la libertad de crear la tecnología que faltaba, la libertad de compartir la tecnología, la libertad de competir entre los varios sistemas. Entonces es el modo en que nosotros usamos la tecnología que hace la diferencia. Para mí Google no es ni bueno ni malo y tampoco neutral. Depende de cómo lo usamos nosotros, depende de cómo lo tratamos. Para mí Facebook no es ni bueno ni malo. Calabresi, presentando el libro en el salón del libro de Turín, dice: “Cuando un niño, cuando un chico, un estudiante, un niño llega delante de Google y pone holocausto, le salen juntos los sitios de los negacionistas y Primo Levi”. Cierto, pero el problema es que ustedes a sus hijos no es que los mandan a conducir sin haberles hecho hacer la autoescuela, no es que los dejan libres por Milán, por Turín, por Roma así, abren la puerta y dicen “sal”. Explican, amonestan. No es que la primera vez que han hecho una investigación en biblioteca su profesor les ha dicho “¡vayan a hacer la investigación!”. Les ha explicado los libros, las fuentes, las fuentes de primera mano, de segunda. Entonces, si un chico o una chica llega a Google y nadie le ha explicado nunca cómo se usa, si luego el chico hace desastres, no es culpa de Google. No es que es culpa de la Fiat o de la Renault, de la Porsche si uno que no tiene la licencia causa un accidente. Es culpa de quien lo ho puesto. Entonces la emergencia hombre delante de la tecnología se soluciona volviendo al discurso de Sócrates, explicando que el libro no destruye la cultura. Al mismo tiempo cuando nuestros amigos nos explican que perder el periódico, perder el libro, perder el papel es perder una parte, yo soy el primero en decir “es verdad”, como en la oralidad se ha perdido una parte. Por tanto tenemos que encontrar espacios en los cuales preservar lo que de otro modo se perdería. Un espacio en que nosotros, a pesar de la Web, a pesar de la prensa, defendemos un espacio para la cultura oral. DAVIDE RONDONI: Luego el problema del conocimiento es como si la Web lo exaltara, lo encendiera, lo hiciera aún más incandescente, en una época en que en cambio parece, y a veces también la Web es usada de este modo, en que parece que el único problema sea la habilidad de hacer, es decir la habilidad práctica, la capacidad en el sentido de las habilidades. El problema de la vida no es ante todo una habilidad, sino es un problema de conocimiento, es decir de cuáles son los criterios con los que yo encuentro lo real, cuáles son los criterios, cuáles son los movimientos con los cuales yo encuentro la realidad, que es una realidad precisamente, como también antes decía Gianni, compleja, donde no se puede perder, donde no se puede censurar nada. Las cosas que él ha dicho, para dar un ejemplo, hablo de Gianni porque tengo un poco más de familiaridad, las cosas que él ha dicho, si las hubiera dicho no con aquel acento siciliano que de vez en cuando emergía, habrían sido diferentes. Quiero decir que la verdad de una comunicación también pasa por un acento fugaz y si pierdes ése, también pierdes un elemento de la realidad. Luego no es sólo la información sino es el conocimiento el problema, y eso vale para uno que usa mucho Google, lo usa poco, lo usa tanto. El problema es el mismo: se puede leer todo, se puede estar informados de todo y quedar tristes. Y en cambio a nosotros nos interesa la alegría. La felicidad es una cosa del Paraíso, pero la alegría es algo de aquí, y por lo tanto nos interesa la alegría, no la información. Tanto es verdad que, por ejemplo, con los amigos de la Fundación Claudi, hacemos cosas de poesía porque la poesía o la cultura, el mirar qué ha sido hecho en el pasado sirve al conocimiento. Pero - y aquí viene la segunda cosa que quería decir - ¿por qué uno es apasionado del conocimiento? Porque uno se siente en peligro, porque si no te sientes en peligro, es decir si no te sientes en la selva oscura como Dante, no vas a Google o Virgilio - los internautas entienden - para hacerte guiar en el recorrido del conocimiento, es decir si no te sientes a riesgo, el conocimiento no te interesa. Hoy la emergencia hombre concierne al hecho precisamente que el hombre está en peligro, el hombre está en peligro. Hay una emergencia en el sentido que estamos arriesgando perder nuestra humanidad. Por eso el conocimiento es interesante, si no ¿por qué conocer? Y en efecto el pedido que muchos hacen es: no me des el conocimiento, dame algunas habilidades para llegar bien, para llegar al final del mes, para llegar bien con la cuenta del banco, para llegar bien en el próximo problema que tenga. En cambio si un hombre se siente a riesgo - Dante en la selva arriesgaba perderse, por eso le interesaba el conocimiento - si ya no tienes el sentido del riesgo, de la emergencia, ¿qué haces del conocimiento? Por eso la Web tiene que ser, puede ser y debe ser un lugar en el cual hacer emerger este riesgo, este sentido de la vida como riesgo, como algo en que se pierde mucho más que la cara. Ésta es la primera cosa. La segunda cosa, es que se usa una cosa creyendo entenderla y se usa mal, tanto es verdad que a lo mejor nos mirarán y dirán: ¡estos tontos cómo la usaban mal! Por ejemplo se ha supuesto, se supone a menudo - esto en los más jóvenes, por ejemplo, es muy fuerte como presión - que la Web, como hace comunicar tanto, rompa la soledad, mientras que hay un montón de gente sola que comunica tanto. La soledad no es rota por la comunicación, la soledad es rota por la amistad y por el amor, no por la comunicación; más bien, hasta, puede haber un énfasis de comunicación que aumenta la soledad. Quienquiera de nosotros de vez en cuando da una vuelta en la web, se da cuenta del espectáculo de la soledad, porque precisamente la soledad no es rota por la comunicación. Ésta es una gran ambigüedad, que les ha sido echada encima sobre todo a nuestros jóvenes, creando un tipo de monstruosidad. Eso no es neutral, porque si un social te usa la palabra amistad, que es una palabra sagrada, te usa la palabra amistad para indicar cuánta comunicación puedes hacer, está jugando sucio y hace falta decirlo, porque la comunicación es diferente de la amistad. Por lo tanto no hay neutralidad y eso hace falta saberlo, pero éste es un problema de conocimiento, si no conoces qué es la amistad te friegan, si no tienes conocimiento de la amistad, la amistad puede parecerse a la comunicación. La última cosa y acabo, agradeciendo a nuestros dos huéspedes, es que por suerte la vida huye de cada red, sea la red de la avispada Teresa que buscaba las mariposas, sea la red en que quieren poner a los disidentes de cada lugar. La vida huye de cualquier red, también aquellas invisibles. Huye no quiere decir que no se pueda estar dentro, comunicarse, expresarse, conocerse, reconocerse pero huye, huye de cada red. Y ésta no es una acepción negativa de la red. Es una acepción positiva de la vida, es decir es un reconocimiento de un valor inasible de la vida, de un valor infinito de la vida. Y entonces es interesante la red, puede ser interesante la red en el trabajo con respecto a la emergencia hombre si la red - y puede serlo, lo sabemos - se convierte en un ámbito en que la naturaleza de la vida, que es huir de cada red, logra comunicar esta naturaleza suya. Usar una red como instrumento para decir que se huye de toda red, es posible, y también estamos haciéndolo ahora. Doy las gracias a nuestros dos huéspedes por la disponibilidad, por lo que nos han dicho. Sé que quedarán por ahí por el Meeting, por lo tanto quien quiera detenerlos… está el libro de Gianni. Gracias a ustedes y buen apetito. |
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