Reducciones. La historia en Paraguay
autor: Bozidar Darko Sustersic (entrevista)
fecha: 2009-08-31
fuente: CRISTIANESIMO/ Educati a conoscere: la storia delle Reducciones in Paraguay

Tiene más de ochenta y ocho años el profesor Bozidar Darko Sustersic, paraguayo docente de historia del arte en Buenos Aires y desde hace décadas renombrado estudioso sea bajo el perfil artístico sea bajo la vertiente histórica de las "reducciones", las reducciones de los Guaraníes en el tiempo de la llegada de los Jesuitas a su País. Una edad avanzada que no apaga pero la energía vital transmitida por los ojos azules y avispados, por la lucidez del pensamiento, por la pasión con la cual habla de la historia del propio pueblo además por la indomable gana de ver todo, pero propio todo aquello que lo circunda en la última edición del Mitin de Rímini. Ya, porque este año el profesor es, en cierto sentido, huésped privilegiado desde el momento en que una de las muestras es justo dedicada a la historia de las reducciones en Paraguay, tierra donde el amigo misionero Padre Aldo Trento, también él presente en la kermés riminés, desde hace unos treinta y tantos años sigue el camino de su obra, una casa de acogida para enfermos terminales. Allá, en el corazón de la América Latina.

Profesor Sustersic, generalmente hablamos de encuentro entre la cultura occidental y aquella oriental, ¿en qué modalidad se expresa en cambio el contacto entre el occidente moderno y el pueblo guaraní?

Éste es un argumento muy interesante respecto al cual me gustaría sentir la opinión del profesor Carmine di Martino que ha hablado de la cultura occidental en el Mitin de Rímini y que he apreciado mucho. Por lo que puedo decir fue de veras "interesante" de ambas partes venidas en contacto. Me explico. Antes del arribo de los Jesuitas, en el siglo XVII, los guaraníes ya habían visto llegar agustinos y franciscanos. Pero con estas órdenes la relación fue bastante difícil, porque la figura de Jesús así como venía introducida no lograba fascinar a su pueblo. Fue gracias a los Jesuitas que las cosas cambiaron y los guaraníes, que ya en su credo esperaban el arribo de un tipo de "mesías", aceptaron de buen grado el mensaje evangélico.

¿Por cuál motivo los jesuitas consiguieron este "éxito" a lo largo de su evangelización?

Fue una cuestión de aproximación y comprensión de la mentalidad. Los jesuitas fueron los primeros, o más precisamente los más atentos, a no censurar, a no borrar enteramente la cultura del pueblo que se iban a evangelizar, sino a completarla. No se trató pues de una sustitución de credo, sino de una revelación a todos los efectos de cuanto los guaraníes estaban esperando.

¿Puede hacer algún ejemplo?

Ciertamente, pero antes que todo querría profundizar aquello que entiendo por "mentalidad". Hace falta en efecto tener presente que los europeos del siglo XVII, como por otra parte nosotros que somos los descendientes, basaron el propio pensamiento sobre la lógica aristotélica, el logos griego que, encarnándose en el Dios cristiano, encontraba el cumplimiento de la razón. Ahora, está claro que para formar una similar visión del mundo hacen falta, como han hecho falta, muchos siglos y no algún año de misión. Los Jesuitas entendieron que para hablar de Jesucristo habría sido necesario referirse a la sensibilidad local. Esta última no era lineal, lógica y deductiva, sino concentrada en la "selva", sobre la compañía, sobre la tribu. Fue pues un acercamiento más experimental que teórico aquel cumplido por los misioneros que fundaron las reducciones. Y ahora llego al ejemplo: en uno de los más ancestrales y sanguinarios rituales guaraníes el guerrero más valiente al final de una batalla venía hecho trizas y comido por la comunidad para que cada uno pudiera participar así de su valor. Dejo intuir cómo los jesuitas lograron explicar la Eucaristía. Pero sobre todo como fueron sorprendidos al ver el entusiasmo mediante el cual los guaraníes bautizados vivieran tal sacramento.

¿No se trata pero de menospreciar este sacramento como fuera canibalismo?

En primer lugar no era precisamente canibalismo sino antropofagia. Una diferencia sutil, pero esencial. El sacrificio del guerrero tenía todas las connotaciones de un ritual religioso. No comían carne humana habitualmente. Luego es obvio que los convertidos hubieran entendido la diferencia sustancial entre un gesto y el otro. Eso no quita que la gran conciencia con la cual se acercaron a la Comunión fuese en cierto sentido plasmada en su ADN. En pocas palabras el cristianismo daba el sentido completo de aquel arquetipo religioso que era la antropofagia tomada de sus costumbres.

¿De un punto de vista moral qué cosa cambió?

En este campo hay divertidos ejemplos de tergiversaciones y contradicciones en el curso de la transmisión del mensaje cristiano en Paraguay. Por ejemplo los guaraníes no lograban entender el concepto de infierno, porque en su religión no había condenados, sino sólo malvados que tenían que transitar por algún tiempo en un tipo de purgatorio. Similar a la admonición Bíblica por la cual "quien ahorra el bastón al propio hijo no lo ama" tenían la educación paternal. Si en efecto un padre de familia castigaba con golpes al propio hijo por una equivocación, este último le agradecía. Si eso no ocurría, hasta el hijo se sentía poco amado al punto de preguntar: "¿padre, por qué no me has pegado? ¿Ya no me amas"?. Interesante fue en cambio como elaboraron la Resurrección.

¿En qué sentido?

En el sentido que para ellos la idea de la muerte era de veras muy diferente al de la mentalidad occidental. En cierto sentido la habían censurado. En el lenguaje guaraní no se decía "voy a enterrar a mi padre", sino "voy a plantar a mi padre". Como si el cadáver fuera un bulbo del cual habría renacido la vida. En este sentido la Resurrección de Cristo vino justo aceptada como resurrección de todas las resurrecciones. El evento que permitía el renacer de la vida.

Usted estudia historia del arte. ¿Cuáles cambios llevó el encuentro con la cultura Guaraní?

Uno sobre todo es el modo de pintar a la Virgen. En aquel tiempo en efecto muchos pintores occidentales, llamados a pintar iglesias o a pintar cuadros de tema religioso, representaban a los santos, pero sobre todo a la Virgen con los ojos hacia al cielo o bien fijos hacia el infinito, con una mirada ausente. Numerosos son los casos en los cuales los guaraníes se negaron a rogar delante de este tipo de imágenes. El motivo reside en el hecho que no aceptaban la idea de dirigirse a personajes que no se dignaban mirarlos a la cara. "Si yo ruego" pensaban los indígenas "aquel al cual me dirijo debe mirarme". Insistieron tanto sobre este punto que al final las representaciones sagradas fueron pintadas con los ojos fijos hacia abajo, en dirección del pueblo que rogaba. Esta historia la encuentro de veras conmovedora. Los mismos jesuitas apreciaron la idea, una actitud más concreta respecto a la presencia de Dios en la vida cotidiana. Y fueron muchos los episodios en los cuales se asiste a una compenetración entre las dos culturas. Con el tiempo muchos jesuitas afirmaron que no habían conocido otro pueblo en el cual la fe cristiana fuese tan arraigada, y comenzaron a esperar que tal fervor tomara pie también en Europa. Yo mismo hoy en día pienso que Europa de la cristiandad de la América Latina deba recibir al menos tanto cuanto en el pasado ha dado.

A propósito de cristiandad, Usted es amigo del Padre Aldo Trento. ¿Cómo juzga su obra en su País?

El Padre Aldo Trento está construyendo una obra grandiosa. Ciertamente no se puede decir técnicamente que él haya refundado las reducciones de los jesuitas, porque se ocupa de enfermos terminales, pero quiero relatar una anécdota. Una vez llevó consigo a una mujer justo al final de una vida bastante infeliz. En el lapso de pocos días en que se había encontrado en la casa del Padre Aldo ella exclamó: "por toda la vida he sido maltratada, y ahora que estoy por morir descubro qué es la felicidad". Y no tenía el mínimo miedo de morir, precisamente porque, visto que se había dado cuenta de la existencia de la felicidad, para ella era claro que muriendo habría ido directamente al manantial de tal experiencia que experimentaba sobre la tierra. Creo que la experiencia de las Reducciones, la felicidad que probaron los guaraníes acogidos por los jesuitas no haya sido muy diversa de la de esta mujer.

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