Zenón de Elea
fuente: Zenone di Elea

Exposición

Zenón es el primer filósofo que desarrolla un tipo de argumentación que no se limita a afirmar una tesis, sino que lleva consigo el refutar (la negación), es decir que es el fundador del método dialéctico. El término proviene etimológicamente de dia-logo: se trata de tener en cuenta otro sujeto, de tener en cuenta la alteridad, sin limitarse a la identidad. La verdad exige que se tenga en cuenta al otro, una tesis es verdaderamente afirmada cuando es confrontada con la (/una) antítesis, lo idéntico se afirma estando delante de otro.

La dialéctica es usada por Zenón para defender las tesis del maestro, Parménides, que había afirmado el exclusivo ser del ser. Para validar esta tesis, basándose en el método dialéctico, Zenón refuta la antítesis, la negación: refuta la existencia de aquello que implicaría el no-ser, es decir la existencia del devenir y de la multiplicidad.

Los párrafos siguientes son en gran parte, tomados (y parcialmente elaborados) de la historia de la filosofía antigua de Giovanni Reale (ed. Vita e pensiero, Milano).
Platón, en Parménides, atribuye a Zenón este juicio sobre su propia obra:

Muy bien, Oh Sócrates, no has cogido por entero el verdadero intento de mi escrito. No obstante, como las perras espartanas, vas persiguiendo y buscando las cosas que te son dichas. Y en primer lugar se te escapa que mi libro no ha sido escrito con aquellas intenciones que tú dices, encubriendo las verdaderas a la gente, con la convicción de alcanzar grandes cosas. Esto que dices se queda solo en los aspectos accidentales. En realidad mi libro es una defensa de la doctrina de Parménides, dirigida contra aquellos que quieren ridiculizarla, afirmando que si se admite que todo es uno de esto se siguen muchas consecuencias ridículas contrarias a la misma tesis. Es decir que este escrito está dirigido contra aquellos que afirman la multiplicidad de las cosas y les responde con las rimas y quiere demostrar esto: que la tesis de la multiplicidad de la cosas lleva a consecuencias aun más ridículas que las que se desprenden de la tesis de la unidad, cuando las cosas se investigan de manera adecuada. He escrito el libro, cuando aun era joven con este polémico intento, y como lo he dicho alguno me lo robó para que yo no tuviese ni siquiera la oportunidad de poder decidir si publicarlo o no.

De esa forma Zenón elabora lo que pasó a la historia como las paradojas, refutaciones de las tesis contrarias, demostraciones por el absurdo, que pretenden explicitar las, evidentemente, inaceptables consecuencias que manarían de las premisas propuestas en la postura contraria y que el mismo adversario no podría admitir. El nombre de paradoja evidencia también el carácter específico de tales argumentos, los cuales siguiendo un camino que parece rigurosamente lógico llevan a alejarse del sentido común.

Las paradojas zenonianas se dividen en dos grupos: los que están en contra del devenir y los que están en contra de la multiplicidad. Los más famosos e importantes son los primeros, de los cuales hablaremos.

Argumentos contra el devenir

“Los argumentos de Zenón que han llegado hasta nosotros, se refieren al movimiento y a lo múltiple. Los más famosos son aquellos contra el movimiento, que al mismo Aristóteles se le ha dificultado refutar”.

  1. El primer argumento, llamado “de la dicotomía”, sostiene que el movimiento es absurdo e imposible, por que un cuerpo para alcanzar una meta, debería primero llegar a la mitad del camino que debe recorrer; pero antes de alcanzar esta mitad, debería llegar a al mitad de la mitad y de esta forma se va hasta el infinito pues siempre habrá una mitad de la mitad. Aquí está la exposición más clara que los antiguos nos han dejado acerca de este argumento: “El primer argumento es este: si existe el movimiento, es necesario que el móvil recorra infinitos espacios en un tiempo finito; pero esto es imposible, por tanto el movimiento no existe. Zenón demostraba su proposición afirmando que lo que se mueve debe recorrer una distancia: pero siendo cualquier distancia invisible si es llevada hasta el infinito, lo que se mueve primero debe atravesar la mitad de la distancia que recorre y después el todo. Pero primero de haber recorrido toda la mitad de la distancia, debe atravesar la mitad de aquella y de nuevo la mitad de esta última. Pero si las mitades son infinitas por el hecho que de cada espacio tomado es posible tomar la mitad, es imposible hacer el recorrido en un tiempo infinito: infinitos espacios […] Entonces, dado que cada magnitud admite divisiones infinitas, es imposible, recorrer cualquier grandeza en un tiempo finito.”
  2. El segundo argumento llamado “De Aquiles”, sostiene que el movimiento es tan absurdo que si, hipotéticamente, nosotros colocásemos los veloces pies de Aquiles a perseguir una tortuga, esta nunca sería alcanzada por los pies de Aquiles, porque la misma dificultad vista en el anterior argumento se presentaría aquí pero en otra forma: Aquiles debería alcanzar el punto en el que se encontraba la tortuga al partir, después Aquiles debe alcanzar el punto en el que ella se encontraba cuando él alcanzó el punto de partida de la tortuga, y después el tercer punto en el que se encontraba la tortuga cual el alcanzó el segundo punto, y así hasta el infinito. De esta forma Aristóteles se refiere al argumento: El segundo es el argumento de Aquiles. El cual dice que en una carrera el más lento nunca será alcanzado por el más veloz. En efecto es necesario que quien sigue alcance primero el punto del que partió el que huye, de forma que el más lento necesariamente siempre se encontrará un poco mas adelante que el más veloz. Este argumento es igual al de la dicotomía, pero difiere por el hecho che la sucesión de las magnitudes ya no es dividida entre dos. La consecuencia de este argumento es que el más lento no es alcanzado, por la misma razón que en el argumento de la dicotomía. (En ambos casos la consecuencia es que no se llega al final, porque la distancia siempre se divide; solo que en nuestro argumento tiene además un elemento dramático, pues el campeón de carreras no puede alcanzar al más lento de los adversarios). Simplicio, En Arist. Pil,3,s,, 1013, 4 sgg. (La traducción de estos y otros fragmentos relacionados con el movimiento es de G. Arrighetti). Ver otros textos y exégesis en Zeller-Reale, pp. 378 sgg
  3. El tercer argumento es el “de la flecha” y demuestra que una flecha, que comúnmente se cree moverse, en realidad está detenida. En efecto, en alguno de los instantes en los que se divide el tiempo del vuelo, la flecha ocupa un espacio idéntico; pero aquello que ocupa un espacio idéntico está en reposo, por tanto la flecha como está en reposo en alguno de los instantes entonces también lo está en todos los instantes. De la siguiente forma nos lo relatan Aristóteles y Simplicio: El tercer argumento […] dice que la flecha en movimiento está detenida. Esto se fundamenta sobre la premisa que el tiempo está compuesto de instantes. Si no se admite esto no se puede hacer el silogismo. Pero Zenón comete un paralogismo: si el dice que todas las cosas están siempre en movimiento o están quietas y nada se mueve cuando ocupa un espacio igual a si mismo, y el móvil ocupa en cada instante un espacio igual sí mismo, la flecha que se mueve está detenida. El argumento de Zenón, partiendo de la premisa que todo aquello que se mueve ocupa un espacio igual a si mismo o está en movimiento o está quieto, que nada se mueve en el instante y que el móvil ocupa siempre en algún instante un espacio igual a sí mismo, parece desenredarse de esta forma: la flecha en movimiento en cada instante ocupa un espacio igual a si misma, y esto es así durante todo su movimiento. Pero aquello que en un instante ocupa un espacio igual a si mismo no se mueve, porque nada se mueve en el instante. Por tanto la flecha está en movimiento, hasta que está en movimiento, no se mueve durante todo el tiempo de su movimiento.

Palabras-claves

Tanto en Zenón como en Parménides, aflora fuerza la dicotomía entre sentir y pensar, es decir entre doxa (apariencia) y aletheia (verdad).

Textos

Los hemos colocado en el curso de la exposición…

Para un juicio

Zenón opone sentidos y razón, sacrificando los primeros respecto a lo segundo. Es evidente que esta tesis es inaceptable, puesto que la experiencia sensible es el fundamento de todo conocimiento y la razón penetra el sentido, de forma fatigosa y verdaderamente victoriosa, solo gracias a la ayuda de la fe sobrenatural pero en todo caso no se puede dudar de la sustancial originalidad y el carácter fundamental de la experiencia sensible.
¿Es justo oponer doxa y aletheia? En cierta forma si. Por ejemplo una persona puede, “a primera vista”, parecer despreciable (supongamos que debido a una incapacidad física), pero eso no quita que tenga un valor infinito, y que quizás sea éticamente mucho mejor que tantas personas “de buen aspecto”. O también puede suceder, como se puede constatar en gran parte de la literatura (Cfr. Rey Lear o la película Ran de Kurosawa), que la apariencia inmediata no refleje la verdad profunda de una situación, tanto al nivel pequeño de la realidad (familia, grupo, pequeñas asociaciones) como al nivel político.
Sin embargo la contraposición entre apariencia y verdad no coincide con la que hay entre sentidos y pensamiento: porque de una parte la experiencia es la puerta fundamental a la realidad y debido a esto es digna de la máxima atención y por otra parte el pensamiento (individual) debe aceptar la importancia del sostén y la integración de la tradición, primero la de los demás, y mas profundamente de la fe sobrenatural.

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